Trotsky, (León por el carcelero) dijo
que las revoluciones
eran momentos inspirados de la historia.
Hoy en “Babelia”, Erri de Luca, un albañil tan lúcido
como el escayolista tránsito que me habita,
escritor de novelas,
militante de extrema izquierda
cercano a posiciones trotskystas,
dice
que:
“La revolución es una necesidad,
no una inspiración poética. No tiene que ver
con una edad o con el temperamento.
Es una necesidad.
Y entre nosotros no existe esa necesidad”.
Consecuencia:
las necesidades nuestras y las de la historia no coinciden.
Resultado:
las revoluciones son momentos inspirados de la historia.
Pero alguien (¿quién si no?) debe abonar todos los días
esa inspiración.
Para que la historia por un lado y la inspiración por otro
se organicen, copulen.
8 comentarios:
Muy cierto. La revolución es necesidad, como la poesía, pero ahora corren tiempos que demandan mucho más la primera.
¡ Salud!
¡Salud! Jorge.
Creo que ambas opciones van a tener que ponerse de acuerdo. Sobre todo debemos empezar a definir qué es revolución. Y si una actitud poética ante la vida, tiene sitio en esa revolución.
Abrazos.
Mientras leía el artículo
esta mañana me acordaba de ti. Y sobre todo por el destacado de letras del artículo en el que decía eso que tú entrecomillas.
"El día antes de la felicidad", fue la única novela que leí de Erri de Luca. Cuando leo una novela, cosa rara en mí, jamás me interesa la historia que me cuentan, me interesa como me la cuentan. El decir, es lo que me interesa. Y este hombre dice muy bien.
Es bueno que se acuerden de uno, mirando a otro mejor. Gracias Manuel.
Aún no lo he leído, pero lo tengo cerca.
La revolución siempre es necesaria, no nacemos con los derechos, los conseguimos luchando por ellos. La buena poesía es revolución silenciosa, el revolucionario un día se descubre como tal y piensa por sí mismo, y se hace crítico (arma de doble filo). Son necesarias las dos revoluciones y debieran ir parejas, copular.
La revolución se hace de muchas maneras,en el día a día. En la casa, en la familia, en el trabajo, en la calle... y con uno mismo.
Poesía é Rebelión!
Hacer revolución con uno mismo es una putada si el entorno permanece conservador o contemplativo. La soledad del bolchevique es inmolación.
Mi maestro Quintana, viendo que poesía y revolución no conjugaban se quedó en poeta cobaya. Y se autodestruyó.
¡Viva la soledad!
Esta vez mi comentario va a ser un fragmento de diálogos de un película, una gran película, Los profesionales, un western fronterizo que dirigió Richard Brooks en 1966. No sé por qué me vino a la mente al leer tu poema:
-Jack Palance: Supongo que sabes que uno de los dos va a morir. Es posible que los dos. Morir por dinero es una estupidez.
-Burt Lancaster: Y morir por una mujer aún lo es más. Sea la que sea, incluso ella.
-Jack Palance: ¿Cuanto tiempo vas a retenernos?
-Burt Lancaster: Un par de horas. Y lo que pase aquí ya no importará. Ella volverá a ser la señora Grant.
Jack Palance: Pero eso no cambiará nada. Ella es mi mujer. Antes, ahora y siempre.
-Burt Lancaster: Nada es para siempre, escepto la muerte. Pregúntale a Fierro, a Francisco, a los del cementerio de los hombres sin nombre.
-Jack Palance: Todos murieron por un ideal.
-Burt Lancaster: ¿La Revolución? Cuando se acaba el tiroteo y se entierra a los muertos, llegan los políticos y se convierte en una causa perdida.
-Jack Palance: Así que ... tú quieres la perfección o nada. Eres demasiado romántico, compadre. La Revolución es como una bella historia de amor. Al principio ella es una diosa, una causa pura. Pero todos los amores tienen un terrible enemigo.
-Burt Lancaster: El tiempo.
-Jack Palance: Nosotros la vemos tal como es. La Revolución no es una diosa sino una mujerzuela. Nunca ha sido para mí santa ni perfecta. Por eso huimos, y encontramos otro amor, otra causa. Asuntos rápidos y sórdidos. Lujuria, pero no amor. Pasión pero sin compasión. Y sin amor ... sin una causa , no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fé. Nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable.
Perdona, Tomás, por la extensión.
Eloy, me quedo con este final:
Y sin amor ... sin una causa , no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fé. Nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable.
El principio del dialogo, era para llegar a este final. Y digo final, no conclusión. Nunca concluimos.
Ojalá todo fuera extensión. No hay nada que perdonar.
Mi abrazo, siempre.
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