Es espléndido. Surrealismo magrittiano, soledad urbana de G. de Chirico, un tempo del mejor cine francés, vague, vague... un final de Casablanca con Rick (Sujetivismo puro y metafórico esto último).
Todos nos descabezamos alguna vez por un pañuelo rojo que nos abandonó. Todos quisimos tener alguna vez otro rostro para que nos quisieran más. Suerte que somos únicos y alguien nos descubre y nos quiere más allá de lo aparente visible.
Yo me descabecé (perder la cabeza) una noche de luna llena. Era verano y tenía un pañuelo rojo. Su nombre era Amelia. Sequé sus lágrimas y nunca más supe de ella.
Una vez la vi. Habían pasado más de veinte años. Y en sus ojos aún podía ver aquél pañuelo rojo. Su mirada la dirigía siempre al infinito.
Desde entonces, la luna llena y yo nos avergonzamos cuando se cruzan nuestras miradas. Eso sí, le hago fotos.
El final es amable, en tanto que bailan juntos. Pero no, en tanto que él permanece como tal, sin cabeza. Esa es su "alternativa". Si hubiera elegido uno de los rostros, el final sería definitivo. Y nunca mejor dicho a la hora de definirse, elegir un buen rostro para adquirir identidad. Tener un rostro. El apropiado siempre. El rostro que fue de otro, y del que uno se apropió.
De todas maneras, no tener un rostro, no querer tener un rostro, también añade miedo al compromiso de poner cara a tus besos. Y principio y fin a tu mirada. Somos el miedo de un beso. La hurtadilla de nuestros desconfiados ojos.
hace unos años conocí a un hombre que estuvo barajando la posiblidad de "colocarle" un cuerpo al espíritu de su pareja (que se había suicidado)
el que "hacía" el milagro practicaba la magia negra y según él este hombre sólo tenía (además de pagar claro) que mirar a su alrededor, como si de un escaparate se tratase y elegir el cuerpo que le gustase, él se encargaría con sus rituales de devolverle a la muerta
pd: el tema del asesinato del alma de la que ocupaba el cuerpo en ese momento lo obviaba claro
Los finales definitivos son finales momentáneos, de un día a una hora...el siguiente aún no ha llegado
6 comentarios:
Es espléndido. Surrealismo magrittiano, soledad urbana de G. de Chirico, un tempo del mejor cine francés, vague, vague... un final de Casablanca con Rick (Sujetivismo puro y metafórico esto último).
Todos nos descabezamos alguna vez por un pañuelo rojo que nos abandonó. Todos quisimos tener alguna vez otro rostro para que nos quisieran más. Suerte que somos únicos y alguien nos descubre y nos quiere más allá de lo aparente visible.
Un abrazo
Yo me descabecé (perder la cabeza) una noche de luna llena. Era verano y tenía un pañuelo rojo. Su nombre era Amelia. Sequé sus lágrimas y nunca más supe de ella.
Una vez la vi. Habían pasado más de veinte años. Y en sus ojos aún podía ver aquél pañuelo rojo. Su mirada la dirigía siempre al infinito.
Desde entonces, la luna llena y yo nos avergonzamos cuando se cruzan nuestras miradas. Eso sí, le hago fotos.
Un beso, Shandy.
hablando de cine escuché a Borau decir que al cine siempre se ha ido para ver algo extraordinario
aunque lo que cuenta este corto (no tan corto) no es extrordinario sí me lo ha parecido el modo en que lo han contado y la puesta en escena
...aunque ese final tan amable me descolocó un poco
un beso (de cuello para abajo)
El final es amable, en tanto que bailan juntos. Pero no, en tanto que él permanece como tal, sin cabeza. Esa es su "alternativa". Si hubiera elegido uno de los rostros, el final sería definitivo. Y nunca mejor dicho a la hora de definirse, elegir un buen rostro para adquirir identidad. Tener un rostro. El apropiado siempre. El rostro que fue de otro, y del que uno se apropió.
De todas maneras, no tener un rostro, no querer tener un rostro, también añade miedo al compromiso de poner cara a tus besos. Y principio y fin a tu mirada. Somos el miedo de un beso. La hurtadilla de nuestros desconfiados ojos.
Un beso con cabeza, Carmen.
hace unos años conocí a un hombre que estuvo barajando la posiblidad de "colocarle" un cuerpo al espíritu de su pareja (que se había suicidado)
el que "hacía" el milagro practicaba la magia negra y según él este hombre sólo tenía (además de pagar claro) que mirar a su alrededor, como si de un escaparate se tratase y elegir el cuerpo que le gustase, él se encargaría con sus rituales de devolverle a la muerta
pd: el tema del asesinato del alma de la que ocupaba el cuerpo en ese momento lo obviaba claro
Los finales definitivos son finales momentáneos, de un día a una hora...el siguiente aún no ha llegado
un beso sin muertos que ronden
Suelo escuchar a menudo una frase:
Hay gente pa to.
Espero que no volvieras a ver a este novio enamorado de cadáveres. asesino de almas.
Y lo mismo estaba ahorrando.
Un beso.
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