un tramo de
mi incapaz
quedó sin
ser recorrido.
Te faltó
esa audacia feliz
de la
inocencia para saber
si dentro
de mí otro habría
digno de
cubrir tu carne,
tu mirada o tus recuerdos,
tu mirada o tus recuerdos,
en ese
instante en el que yo
tan sólo
era un brazo partido
por la
distancia
por los
golpes
por la
humedad
y el frío.
Aún te
necesito
para saber
si soy
un hombre
solitario.
6 comentarios:
Ser capaz de descubrir a ese "otro digno de cubrir tu carne" es entrar en la comunión con el otro, la metafísica del eros. Esa "metafísica" que ilustra tan bien el personaje de "El lado oscuro del corazón" en esa busqueda de "la mujer -o el hombre- que vuela", para poder volar con ella/él. Pocos lo consiguen, pero sólo la búsqueda ya merece la pena.
Hay belleza y ternura en este poema. Los tres últimos versos transmiten un desvalimiento que encoge el alma.
Dino Valls siempre tan perturbador. Y siempre recordándome al poeta Gottfried Ben.
Besos
Pero que grande eres. Ya con la primera frase me has matado.
En todo lo frágil y maltratado se encuentra la autentica pureza.
En este poema, sí, alguien debería apretar el botón y que el lado de mi cama se abriera dejándome caer al vacío. A mi soledad de hombre. O ante ese peligro del abismo, no caer nunca, metafísica del vuelo, volar. Volar, subir.
Dino Valls, o tal vez estos versos de Gottfried Ben:
El hombre:
En esta hilera hay vientres descompuestos
y en esta otra hay pechos descompuestos.
Cama apesta junto a cama. Las enfermeras se turnan cada hora.
Ven, levanta esta cobija.
Mira este grumo de grasa y humores podridos;
esto alguna vez fue importante para este hombre
y fue también delirio y patria.
Ven, mira esta cicatriz en el pecho.
¿Notas el rosario de blandos nudos?
Toca sin temor. La carne es blanda y no duele.
http://youtu.be/dhhbHvDNB30
Un beso, Shandy.
No quiero que te mueras, Lucía. Esa es tu grandeza: vivir.
La pureza no tiene por qué ser maltratada para ser reconocida su autenticidad.
Me gusta sobre todo el final.
Y sí, como dice Shandy, difícil lograr compartir totalmente esa metafísica del amor de poder volar juntos.
Besos siempre.
Sí, difícil. Aunque no imposible. El amor no pesa. La liviandad. Y cuando se vuela se baila con el corazón en la mano.
Besos siempre, Soco.
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