jueves, 19 de diciembre de 2013

Blues

Ya son más de las doce, son más de las trece. Casi las catorce. Últimamente me levanto tarde por razones personales que no vienen a cuento y los blues de las noches se presentan con doce horas de retraso. Este blues se lo dedico a mi compañera. A ella. Este blues de mi querido y admirado Rory se lo dedico a Lola, que me estará escuchando, a Bipolar que me estará viendo, a las amapolas que nacerán esta primavera. A Nines, que quiere leer, leer. A Carmen Muñoz que comparte admiración por el bluesman irlandés. Al ruido. A la furia. Este blues está dedicado a las personas que me quieren, porque sí, porque también, por qué no. A Juli, a Manoli. A Anxo Manoel, que no para de hacer blues. A David, que hace música, incluso cuando te mira. A los cinamomos que dejamos en el pasado como si fuera pasado. A los cuervos que vuelan sobre los vosques buscando la b que les llene el buche, ahora que las heladas queman los alimentos. A Xela, que me regala blues. A Jorge, que los hace con la palabra. A los pobres. A los asalariados, que también son pobres. A Lenin que siempre se equivoca, porque no supo salvarnos. A los barcos de pesca. A los peces. A la contradicción de ambos. A Trostky que sufrió las consecuencias. A mi admirada Soco. A mi querido Eloy Sanchéz, que tiene un blues en forma de libro. A Maricarmen, que este año la han despedido de su empresa después de cuarenta años de duro trabajo, y aún así sigue sonriendo. A los que se me olvidan porque no me da la gana recordarlos. A una novia que tuve alemana. A mi madre que le canto blues y sonríe. A Jose, que trabaja en el diario El Progreso, hace fotos y camina también por el blues. A Fina, que tiene un blues con su nombre, pero ella no lo sabe. A las putas amapolas que son rojas y las quieren teñir de llanto. A los que se me olvidan porque no quiero que su recuerdo me haga sufrir. Al tren. A Miguel por su blues de este verano. A mis muertos: tengo unos cuantos cientos, muy cerca de mi historia. A los poetas que me enseñaron a vivir, sin ellos sería un ser mucho más jodido de lo que ya lo soy. A Félix G. porque lleva un blues dentro. A Ángeles Cortizas, por compartir cientos de blues. A Ana Torres que tiene blues en la cabecera de su cama. A Manuel Fernández, que me enseñó que una mirada es otra verdad, siempre distinta a la anterior. A la mentira y a la verdad, que caminan siempre juntas, siempre van en pareja. A los que nunca mienten. A mi vida, que se merece el reposo de muchos blues. A ella que quiere compartirla conmigo. A la verdad, porque es revolucionaria. A los árboles. Al viento, que gracias a él los árboles dejaron de ser sordos y recuperaron el habla. A Inés González, que también sabe de blues. Y a todos los amigos que sabemos que nuestro mejor tiempo ha pasado y el futuro se presenta negro como los cojones de un grillo. A José Horacio Martos: grande. A Amelia Fernández, prima chiclanera. A Alejandro, un electricista que fue Secretario General de CC.OO. en el cinturón rojo de Madrid, y sigue de electricista. A los que se me olvidan porque mi memoria se llena de cadáveres. A los obreros de la construcción que ahora son burbujitas en las olas del mar. Al Blues.

11 comentarios:

Inés González dijo...

Siempre me ha costado decir Rory, no sé por qué, o tal vez sí sé, en el norte de Argentina hablamos con rr, no con r, una r arrastrada y casi pastosa. En el nombre del portento músico hay dos seguidas, entonces el arrastre y la pastosidad es mayor.
Este Rory tiene alma, talento, entraña y sudor, saca a la eléctrica su grito más visceral.
Gracias Tomás por regalar música, creo es el mejor regalo de todos, la música nos transporta más que cualquier otra expresión humana a territorios libres, o por lo menos a mi que sin ella no podría crear.
Soledad, música y tintas, qué más mezcla placentera!
Yo no sé nada de blues, sólo sé escuchar.
Por cierto te gusta Robben Ford?
Un saludo agradecido.

Inés González dijo...

¡ qué mezcla más placentera!
Quise decir, siempre yo metiendo la pata con el teclado, tanto rigor en la línea y que renguera en la escritura, mi papá me daría un buen mechonazo...

Tomás Rivero dijo...

Pues ya ves compartimos arrastre de erres, a mí también me cuesta pronunciarlo, tanto como su apellido.
Rory Gallagher comenzó con un grupo llamo Taste, por los años 60. Hacían un rock duro, pero la banda tan sólo grabó dos o tres Lp’s.

Si no fuera por la música estaríamos muertos. Hay tres o cuatro cosas en la vida que merece vivirla: las minas, las flores, la poesía, y la música. No es este el orden, y no creo que deba tenerlo, pero no más de cuatro cosas. El resto es “decoración”. De cuantas “depres” me ha sacado la música…

Saber escuchar ya es suficiente, Inés. Yo tampoco sé mucho de blues.

¿Robben Ford? Escuché poco a este músico de mi quinta (edad) ves como sí sabes de blues!! Este tipo mezcla un poco el jazz, el blues y otros sonidos. En mi juventud más joven a esta música se la llamaba rhythm and blues, teniendo en cuenta que Robben Ford hizo sus pinitos con el jazz, se aleja un poco de los doce compases. No, no es de mis favoritos. A rato incluso demasiado melódico. Pero no es nada malo, ojo.

Un saludo, Inés. Ah! la línea no la descuides, muchas líneas juntas dibujan letras. Y la de la cintura, tendremos cuidado con estas fechas glotonas.

Carmen dijo...

Me gusta el "empuje" que tiene, la vitalidad y la fuerza, todo eso acompañado de esa cadencia que engancha.

Rory llegó a mi vida algún tiempo después de que lo hiciera un hombre lento. En realidad (me) lo trajo él.

Hay cosas que no se olvidan.

Me gustaría sumar algo a tus dedicatorias...a lar armónicas. Porque sí.

Un beso, buenos días Tomás

Tomás Rivero dijo...

Siempre me pareció que Rori era el músico de blues blanco más comprometido con este género. Lo que más me dolió fue su muerte con tan sólo 47 años. La mala o buena vida de los bluesman siempre fue así: con fuerza, viviendo a tope, entregándose, dándolo casi todo.

Sí Icaro, recuerdo aquellas grabaciones que te regaló un tipo lento, que por cierto no recupera velocidad. Al contrario, sigue con parsimonia las cosas del blues, sigue teniendo los azules.
Bueno, pues ponemos en esa lista de dedicatorias a las armónicas. La mía cada día suena menos, se hace vieja y resopla.

Un beso.

Bipolar dijo...

Tomás, yo de blues tu sabes que yo se poco, por eso prefiero leerte y cuando es posible escucharte. Mi padre me decía que leyendo y escuchando al que sebe, siempre se aprende algo.

Gracias por la cita, siempre es agradable que un amigo te recuerde.

Salud.

TOMÁS RIVERO dijo...

Bipolar, tú sabes que yo sé que sabemos. ¿Y qué más da de qué sabemos unos y otros? Además tú ya llevas demasiados años escuchando, por lo que deduzco que sabes bastante de las cosas de la vida.

Salud, Bipolar.

María Socorro Luis dijo...


Siempre es un placer, Tomás, que me recuerdes y mas si es con un blues de fondo.

Sabes que el afecto y me atrevo a decir que la complicidad es mutua.

Te abrazo, amigoypoeta

Tomás Rivero dijo...

Te abrazo amiga poeta. Creo que sí, que la complicidad es mutua. Tú y yo sabemos que el poema siempre tiene música. Y que tú y yo somos músicos.

Un abrazo, Soco.

HOSTAL MI LOLI dijo...

Gracias, amigo. Besos.

Tomás Rivero dijo...

De nada, Lola.

Besos.