martes, 4 de febrero de 2014

Blues: John Mayall - Crying

Llueve. Llueve como para ponerse a llorar.
No tengo los azules, tengo un gris de alma
con inundaciones en el corazón. Me duele
la luz de este anochecer líquido. Y el violín
de Don Harris.


John Mayall, el bajista Larry Taylor, el guitarrista Harvey
Mandel, y el baterista Paul Lagos, el violinista Don
"La caña de azúcar" Harris, el baterista Keef Hartley,
trompetista Blue Mitchell, el guitarrista Freddy Robinson,
y Victor Gaskin. Todos en 1970. Han pasado 44 años,
y no ha pasado nada desde entonces. ¡¡Godot!!

6 comentarios:

Jose horacio martos dijo...

Se te va a empapar hasta el cerebro!Soy de secano.Tuve que abandonar Barna en los 70 con buen sueldo.Se me ponía gris hasta la sonrisa. Cosas de haber vivido en Sevilla y en el sur. Oigo a John Mayall grabaciones en directo años 70 mis domingos a la mañana en lugar de misa. Tania me bajó un par de horas del blues blanco con armonica y boca...

TOMÁS RIVERO dijo...

Tania sabe, y yo, que voy a dejarte un esdrújulo de Daniel Viglietti, dentro de diez minutos en este blog.

Tú yo somos de secano. Me gusta la lluvia. Hace tiempo salía a pasear cuando llovía. Vivía entonces en Carabanchel Bajo. Pero este año hay agua hasta en el vino.

Un saludo, Jose.

Shandy dijo...

A chuva ouviu e calou
meu segredo á cidade
e eis que ela bate no vidro
trazendo a Saudade.

La lluvia oyó y calló
mi secreto a la ciudad
y es ella quien golpea en los cristales trayendo la Saudade

http://youtu.be/OJX31iqhZgk

Son versos del portugués Jorge Fernando. Mariza canta maravillosamente este poema. Pero os dejo, a ti y a Horacio, la versión original con letra.

Comprendo que para los de secano, las lluvias del norte nublen la sonrisa e incluso el pensamiento. Y más este invierno que parece una maldición bíblica. Pero de las aguas, de la lluvia y de la niebla, brotan nuestros azules, nuestro blues impregnado de sal y de Saudades. La lluvia es cómplice y compañera de nuestros recuerdos más amables y también de los más tristes.

Los poetas del sur cantan al sol y a la luz. Los del norte a la luz filtrada por la lluvia. Así Uxío Novoneyra escribe:"Chove para que eu soñe". Y Lorca: Olla a choiva pola rúa, laio de pedra e cristal. (mira la lluvia en las calles, queja de piedra y cristal)

A cambio del magnífico blues de Jonh Mayal, os dejo otro blues de la tierra: los versos de lluvia del poeta granadino

http://youtu.be/zCpzokfzPL0

Tomás Rivero dijo...

Querida Shandy voy a escribirte un cuento, perdona mi espontaneísmo y mi falta de recursos, es lo que tiene la impronta, que no la inspiración:

"Hoy a las cinco de la tarde de un fenomenal día lluvioso, me fui al bosque más cercano que ya era lejano, con un paraguas. Me mojé lo imprescindible para estar ahora empapado de fiebre. Qué felicidad. En la parte de abajo, en el suelo del bosque, había un millón de hojas por metro cuadrado. Y en la parte de arriba, desde el cielo, caían un millón de gotitas de lluvia por metro cuadrado. ¿A qué sonaba el bosque? A río. El bosque tenía un ruido de agua arrastrándose. Más abajo había otro río que sentía envidia del bosque y esperó paciente con una catarata de agua contenida en una mano y un rabión de dudas en la otra. Cuando por fin pudo beber de aquel ruido, bebió del bosque un agua bautizada de hojas, paladeó sonidos, murmullos de hojas, y desde aquel borbollar pudo deslizarse, seguir su camino alimentado de un fluir de aguas arrastrándose."

Espero que tú, Jorge Fernando, Uxío Novoneyra, Lorca, Luar Na Lubre, e incluso John Mayall, queden satisfecho de mi cuota de agradecimiento y saudade a este norte bíblico.

Besiños.

jose horacio martos dijo...

saudade, bella palabra (qué querrá decir se preguntó Neruda) referente a un sentimiento afectivo de tristeza, nostalgia, melancolía; imbricada tal vez con morriña, pero ésta refiere más a la nostalgia a la tierra, al terruño gallego y portugués...Otra cosa es la lluvia(mar desalado que picotea con millones de cuentagotas el seso y que infiere en el desarrollo de la tal saudade y morriña

Tomás Rivero dijo...

Pues yo me sumo a tu descripción más o menos aproximada. Claro que el uso del paraguas te libra de la gota malaya y posible taladro del seso. Debe ser el carácter, cubierto de un gris diario, lo que le hace a uno meterse para adentro. La lluvia siempre es bien acogida, se usa esta para sembrar recuerdos en el huerto. Y alguna nabiza.

Salud, Jose.