jueves, 6 de enero de 2011

realismo social

A mis amigos desde hace 35 años, (¿alguien duda de nuestra amistad?) Loli y Fernando que me estarán escuchando. Y que no les gusta la poesía.

Todo el mundo sabe que Tomás Rivero fue protagonista de la vida de esta ciudad llamada Móstoles. Todo el mundo (¿quién será todo el mundo?) sabe que ser protagonista en una ciudad que pasa de ciudad dormitorio a ciudad, sin el dormitorio, significa que no serás reconocido en nada. Y eso está bien desde la humildad, pero desde los echos, no ser reconocido en nada, quiere decir en traducción libre del “cabronismo” (palabro, coño) de este país, que ni fuiste protagonista, ni fuiste, ni estabas en ese lugar al que dices que sí fuiste o estabas, ni vivías en Móstoles, ni te llamas Tomás Rivero. Y eso es una mierda de memoria histórica. Pobre Mariano José de Larra y Sánchez de Castro, que fue protagonista y se pegó un tiro a los 27 años.

Dicho esto, como paréntesis a la perorata que viene a continuación, quiero decir que estas palabras tienen una relación inmediata con la foto de ese hombre “barbacana” que tienen ustedes delante. Se encuentra este hombre sin barba y sin canas, sentado de bronce en la plaza del Pradillo, plaza importante de esta ciudad de antinapoleónicos y presumidos móstoleños de alcalde pregonero.
Una barbacana, según los árabes -báb albaggára- es una puerta vaquera. Hay otros usos para la palabra barbacana, pero a mí me viene mejor está definición.
El hombre "barbacana" de bronce no tiene un semblante de estar contento. Lo más feliz de este hombre sin quehaceres, en humildes alpargatas, es sin lugar a dudas su colilla de cigarro en la comisura derecha (izquierda si le mira de frente) de su boca. Pareciera que sabía que el fumar se va a acabar. La escultura es de Virtudes Jiménez Torrubia. La gorra es común al resto de los españoles.
Sin lugar a dudas este hombre, antes de ser de bronce, estaba allí cuando fue. Es decir que nadie duda de su presencia en un momento dado, y en carne y hueso. Así que “aprovechándonos” de este lugar de encuentro (holgazanes, el asueto, sin oficio ni beneficio: el cartel dice que cuando sus quehaceres cotidianos se lo permitían) la izquierda de esta ciudad, la izquierda, la derecha no tenía por, la izquierda digo, nos juntábamos en ese lugar, a la sombra de sus árboles y cada fin de semana tomábamos la plaza con nuestras mesas de propaganda, alguna que otra pancarta o bandera y la plaza se llenaba de conversaciones, y de vida y de alegría y de controversias y discusiones levantadas de tono y de unos vinos al final de la mañana.

Termino, antes de que esto se convierta en poema, diciendo que en este "homenaje a los mostoleños, que en tiempos pasados, tenían un punto de encuentro aquí", no estamos algunos que sí teníamos en ese lugar un punto de encuentro allí. Tal vez por que no eramos de Móstoles. Y la "bronceada" figura tiene un aire "nacionalista". Esos otros mostoleños no estamos representados en esa “barbacana”, claro. Y cuando digo claro, no sé a qué claro se está refiriendo usted. Yo sí. Por eso preferí el término "puerta vaquera" a otros. Como por ejemplo terraplén defensivo, o también las aspilleras verticales sobre los muros del castillo para poder golpear al enemigo manteniéndose a cubierto. 

miércoles, 5 de enero de 2011

Efigies

Ahora que pintar no puedo estatuas blancas
en el inexplorado páramo,
sírvanme los talados bosques
de patraña o de modelo
para ordenar una plaza de masas excitadas.
Las llevo a los altares,
al borde de la efigie,
a pie del astillero,
allí junto a los muelles me subo al escenario,
les hago ver desde la grada
que cuando un poeta construye un verso
es porque en otro lugar del planeta
alguien, al unísono, ha destruido algo.
Ante el milagro, no aplauden,
pero miran con cariño

Cruz

Como un beso que se pone en cruz
así se puso el hombre ante la vida,
este poeta que siempre
traspasó los picaportes.
Él se dedica a morir y no le es extraña la muerte
un triste trabajador
sobre las ruinas de un alma
felizmente atormentada
que serán removidas por la tormenta:
las revolucionarias catástrofes que se avecinan.
Póngase el hombre en cruz dijo un dios
sobre la carne de ella
virgen perfecta que amó a las multitudes
un invento que yo hago con la carne
piezas pulsadas habilidades mías
de un mecanismo mágico
dicen que fui un mago
en esos engranajes que organiza la vida
y que se aproximan a la luz
a ese hilo de luz que está sujeto en el aire
donde uno se introduce dudando
con la lentitud del beso de nunca
o el que te da nadie.

Pelargonio

martes, 4 de enero de 2011

Amanecer

En un vaso de agua cabe el cristal de todo el universo
En las noches de primavera brotan plantas
que nunca han visto nuestros ojos
Si las tocas con los bordes mas azules del cerebro
la sabia de esas plantas correrá por tus venas
floreciendo en tu corazón la idea del amor
Lo hermoso de esa idea es no poder tocar
a otros amantes que como tú como yo
pueblan la tierra
Se abrazan se entregan como tú como yo
que ocultos en la distancia nos hacemos eternos.

domingo, 2 de enero de 2011

huida




CUANDO hace un rato sobre estas sábanas
que aún conservan un ligero y templado temblor
te he llamado piedad para no morir,
he sentido que tu amargura recorría mi espalda,
y detrás de las cosas que juntos hemos compartido
se instalaba un frío y paciente silencio.
Y ahora que te miro mientras te enfundas
la ropa de cubrir tu cruz, la mía, la de tantos,
acaricio tu mano de yerba,
la piel de tus venas, su distrito sanguíneo,
bajo el cobijo de esta sagrada casa
de benéfico albergue,
y como dos seres de económica orfandad
escribimos nuestro destino
en el pulcro esbozo de la huida.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Fracturas



Con un poema que nació roto
sujeté otro poema que me salió agotado,
fui poniendo letras y palabras del otro
sobre los versos débiles del torpe,
que se afianzaron, se fortalecieron.
Sus trozos me fueron útiles
para apuntalar palabras con fracturas
que se caían por su propio peso.
Donde había un accidente literario
para curar ausencias épicas
ponía un benéfico canto de sirenas.
Surgió así de los fortificados andamios de la poesía
el impetuoso armazón de un poema sin métrica
que no pudo volar, preso en la jaula del fonema.
Yo lo alimento con melancolía y él trina.

jueves, 30 de diciembre de 2010

LOS OTROS

El pueblo abordado por intransitos civiles,
gente de paisano o alguna percha sin traje,
vuelve a lamentarse.
En los márgenes de sus quejas
soy ese hombre misterioso que vino a visitarme.
Él me contó cosas,
excesivas, numeradas;
pero no me habló de mí,
ni una referencia, ni una alusión.
Así se fue, misterioso,
dejándome sin un atisbo de mi sombra.
El pueblo desbordado vuelve a regresarse,
a sus asuntos, a su perfecta alquimia
donde espesa el silencio de mi total ausencia.
vladimiro m.



cerámica

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Máquinas

 
 


Lo bueno que tienen las modernas máquinas de fotos es que no sabe uno cómo pueden hacer estas fotos.
Yo no. Así que a veces creo que las fotos son mías, 
pero en mi fuero interno
(¿qué querrá decir fuero interno?)
sé que son de la máquina,
en este caso una "Panasonic".
Después del café, amaneciendo el día,
salí a verlo (yo siempre salgo a verlo)
y miré al cielo y disparé una bala de oro
que me trajo esta estrella.
El lucero del alba.
Esto, cómo diría un surrealista,
no es una pipa, ni un poema. Es una estrella.
Qué lástima la vida.
Por lo bien que se deja arrebatar la vida.

Níspero japonés

















 En diciembre florecen los nísperos.
 Resulta extraño con este frío
 pasar cerca de uno
 y quedar embriago de su perfume.
Es lo que tiene la vida
que le da igual lo que uno piense.
¡Qué chula es la vida!
Algunos hasta han podido enviar
su perfume a través del teléfono móvil.
¡Ah! esto bien podría ser un poema
si yo les contara la historia completa.
Pero entonces la vida protestaría:
engreída que es la vida.
La japonesa sobre todo.

martes, 28 de diciembre de 2010

jazmin

Bajo un jazmín de verano

El verso más exacto

Toda la tierra se cubrió de agua
y el hombre comprendió
que su sino era ser pez.
Toda la tierra se cubrió de árboles
y él comprendió que debía trepar, mono.
Toda la tierra fue arena
y el hombre echó alas,
se hizo pájaro.
Pez, mono, pájaro.
condenado eternamente a existir,
a permanecer,
aquel ser se dijo que debió ser hueso
bajo el barro,
el fósil jamás desenterrado.
El sueño de un poeta
que va siendo acariciado
en el verso más exacto.



Ese hombre

Ese hombre que ahora se repara ante el espejo,
al instante siguiente se resquebraja en el azogue.
Su mano, nerviosa, aparta del cristal
una húmeda y sedosa nube
que dejó una pátina de vaho
en su extrañada mirada.
Ese hombre empieza a preguntarse
quién habita en los desiertos
que de esa manera tan extraña
ahora ha comenzado a acariciarle.

lunes, 27 de diciembre de 2010

amantes

Este hombre que no va conmigo
pero que presiento o sospecho tras de mí
sacando hilvanes de sangre de mi espalda,
se pregunta de qué descosidas cicatrices
nació la palabra ausencia,
la be de ravia,
la uve de libre,
la hache muda que mira
los pies desnudos,
las alas encendidas de este minuto
que vuela
perdido para siempre
en un sueño que se realiza
cada vez que te miro
cada vez que te beso o que te abrazo
mientras planchas volubles camisas
o enhebras ajugas de saliva
y coses a mi espalda el tacto de la tuya
a las tres de un mañana
a esa hora tan hermosa
en la que te despiertas para amarme de nuevo
como sólo los amantes vuelven

aquí vive un alfarero



Yo habitaré después de ti
y lo harás tú también sobre la huella
que dejara abierta un reptil, un simio,
esa hembra de león.
Seré un hombre en una plaza
expuesto a las inclemencias del clima,
a este ozono firme y frío.
Erguido como una roca que soporta
el viento azul del norte, la lluvia gris del sur.
Los paseantes verán en mí
el bronce de la futura estatua,
las afiladas garras de la basilisca arpía,
la viperina boca de la mítica gárgola.
Un estático sueño de granito,
una columna de mármol pentélico.
Más cerca de ti que nunca,
lejano yo, en la llanura de Ática.



domingo, 26 de diciembre de 2010

SORTILEGIOS


Sombras, mitos y culebras


     Les cuento. Sucedió al principio de los tiempos, y desde entonces el universo tiene una edad de 13.600 millones de años: es decir, un segundo antes de que Dios naciera, la nada ya existía, nada había empezado, y en ese hueco que ocupaba la nada, dormía un monstruo hecho de vapor y niebla. Y desde esa nada, nada tenía presencia. A falta de cuerpo material al que poder escupir, sobre una piedra de granito el hombre (¿qué nada si no?) esculpió su imagen, y bajo nombre falso comenzó a insultarla, que era como ponerse en contra de sus propias contradicciones, y que a base de ritos, más tarde, sofisticadas las formas, serían oraciones. Y desde esa nada, que ya era su yo, se fijó en todo aquello que le rodeaba, y sintió miedo de su poder. Acababa de inventar a Dios. Hoy, después de varias mutaciones, ya débil, sabe que está equivocado, y se pregunta: ¿entonces ¿para qué concluimos, dando por finalizado lo que nunca tubo final?. No existen las fechas. Dios sin principio ni fin, es la estela blanca de queroseno que contra el azul del cielo, lentamente se disipa al paso de veloces reactores. ¿Para qué hacemos, de todo lo que no hacemos, una pregunta?. El tiempo no existe, es convencional, porque sólo de esta manera evitamos volvernos locos. La necesidad de un orden hizo que le pusiéramos horas (caducidad) al rostro de aquel que nos perseguía. Y los segundos se inventaron para medir el dolor que nos producía tanta belleza.
     Los que no creemos, desde la izquierda, en el señor, (ni el del cielo, ni el de la tierra) ni en los sindicatos, ni en los partidos obreros llenos de traidores, nosotros los incrédulos, más que nadie, nos toca vivir de señales, de ocultos mensajes que desciframos mirando con los ojos entrecerrados las luces ácratas de escaparates y anuncios de neón, los sinuosos cauces de los regatos hechos por el agua de lluvia, o la pintura fantasmal y desteñida de las fachadas. El difícil arte de las sombras ocultas en la cripta. Dentro de la cripta el incrédulo consulta los libros, que seres nocturnos y densos, fueron depositando a lo largo de los años, en oscuras alacenas.
     El pasado 20 de abril de 2006 era una tarde mimosa, de esas que el cambio hormonal intenta crucificar para demostrar que de sus jugos heridos nace la primavera. Lacio como una flor en trámite, entresaqué de la verde estantería de yeso, para aquilatarlo una vez más, sopesar su verdad, el libro de Samuel Beckett, “Primer amor”, (léanlo, comprométanse). Ese mismo día el diario “El País” publicaba en primera página la foto del nuevo papa Benedicto XVI, saludando desde el balcón a la gente reunida en la plaza de San Pedro. Me llamó la atención su pelo blanco, sus ropajes blancos, su reposada actitud, que a mí me pareció, de forzada sonrisa entre mordaz y fría. Cuando más tarde retomé a Beckett leí: “...su nieve mantiene cálido y ensordecido el tumulto, y sus días cárdenos acaban pronto.” Sobresaltado volví a mirar la foto de Joseph Ratzinger, y ya no sonreía. Sin duda era una señal. El misterio de interpretarla requería un tiempo muerto, una pausa. En ese “tempo” el papa alemán no existía. La poda persiste. El horizonte se viene abajo. Los mensajes caen en saco roto y el planeta se ahoga. La literatura mata a los gobernantes. Tú busca la página que le fue designada. Toda impresión, pálpito o apariencia es una lectura. Y si queremos saber qué pasará en las generales (elecciones) si ganará el PSOE o el PP, un simple vistazo a los posos del café nos dará una pista. (¿Dos PP juntas, aparte de partido popular, ¿qué querrán decir?). Acrósticos, jeroglíficos, cifras y claves, viajan, buscando su matriz, su molde y su troquel. Tú blíndate. Ciérrate en la noche bajo llave y traga los números, las claves. Que nadie venga a liberarte. Que nadie te saque de dónde quieren sacarte. Y sonríe.

     Piensa y sonríe. Piensa por qué parpadeamos unas diez mil veces al día. No te cabrees. Es difícil. La rabia es una de las emociones más reprimidas. ¿Sirve para algo saber esto, ahora que se impone con fuerza la inutilidad del conocimiento?. Estos que somos, sabiendo cosas que no sirven para el común saber, o para nada o a nadie; estos que nos interesamos porque no tenemos intereses, lo que realmente somos, es una caterva de jodidos provocadores. Hilen y lean. Bajo los adoquines siempre habrá arena de la playa. Lecturas posibles o improbables, mensajes que llegan por el viento. Palomas mensajeras que son mísiles. La litografía se inventó en el siglo XVIII. Yerro de imprenta. Más literatura.
     El libro más leído en el año 2005 en nuestra Biblioteca Municipal (Móstoles) fue “Cabo Trafalgar: un relato naval” de Arturo Pérez Reverte. No deseo saber si empeoró la lectura desde entonces para acá. A sí nos va. No corran riesgos, no se alteren. Que se la juegue el otro. Un relato naval. Entre el cabo de Trafalgar y el cabo de Roche tengo mi casa, mi casa junto al río Salado, un río de sal que cada día graba desembocaduras nuevas en la arena. Mi casa de sol y piedra, de azotea y poemas levantada.
     La ciudad de arena se desliza, húmeda serpiente de mármol, hunde en la ciénaga sus potentes raíces y el mundo ajusta a sus caderas cananas de cuero, cartucheras repletas de balas que llevan grabadas poemas de guerra. Dejamos la piedra y pasamos al acero. En febrero de 2011 habrán pasado 30 años de aquel Tejero, patriota errático, y aun seguimos esperando a la autoridad competente. Huele a baquelita quemada y arden los metales. Y cae agua de revólveres lavados, como tú bien sabes, amigo César.

Felices Fiestas. 


 


¡¡poum!! : Partido Obrero de Unificación Marxista

Cartel propagandístico de las juventudes del PCE, 
en la campaña  llevada a cabo contra el POUM
75 años después siguen sin pedir disculpas.

sábado, 25 de diciembre de 2010

collar de hippy



Fuimos jóvenes en los años setenta, amando lastimosamente, con un poco de moho entre los dientes, oliendo perfumes que siempre traían incluido el olvido. Tan sólo la música, tan sólo ella mereció nuestros besos. Había lluvia y siempre éramos presos de un agua demasiado antigua, una persistente humedad. Qué frío hizo siempre en nuestras almas. Gozosos de no haber sido casi nada, nos fuimos dejando la piel en estos versos.