miércoles, 18 de mayo de 2011

Conil



Viento de levante. Se mueven las palmeras
un vuelo apresurado de gaviotas cambia de rumbo
y dejan su cuerpo al pairo entre dos vientos
esa levísima quietud del no esfuerzo
para precipitarse luego hasta el agua casi mansa
de la mar
la mar empujada por el viento su fuerza de oleaje
el viento que riza las olas
y llueven de sus crestas salpicadas gotas de mar
sobre la mar. La mar ardiendo.
Hay una soledad perpetua en el mundo
nunca hubo tanta
y aunque tú misma llegaras ahora hasta mí
nada cambiaría
hay algo de miedo en este abandono
las calles me apetecen repletas de ti
me alegra saber que jamás vas a leer estas letras
o estos versos
estos silencios de música perfecta
rotos por el levante de Coníl
su rumbo incierto de luz y de misterios.
Saber que tu incertidumbre es mi agua
y tu sed dolorida certeza de que siempre te querré
amor las playas las dunas suavizadas por el viento
cambiando de forma su volumen de sombras.
Llegar hasta este lugar me fue fácil.
No quiero que vengas necesito que tu ausencia
lo justifique todo.




martes, 17 de mayo de 2011

Golondrinas & óleos.

Golondrinas blancas que regresaban de África
fueron vistas una tarde volando sin rumbo;
contaban que afectadas por una extraña melanina
que olvidó el mecanismo del color,
la habilidad de la pincelada,
el dispositivo geográfico de las regiones.
El autor anónimo de todos los óleos.





Ausentes

Quita algunos nombres para que yo no los vea,
borra de la lista apellidos mudos,
tapa sus huecos con la palabra: “ausente”.
Esta falta de nombres propios
será cubierta por el anónimo profesional
el hombre de reserva,
para que haga un trabajo de maestro,
él
el profesor de las faltas.
Pon una coma de luz en mi frente
y que la estancia se llene de letras bailarinas.
Ya encontraremos un suplente que nos salve
o que dignifique el angustioso decorado,
la ágil tramoya que mueve los paisajes.
Ya llegará el poeta trasgresor
que cierra las bóvedas con la palabra clave.


lunes, 16 de mayo de 2011

Dialéctica

"Espiga de los vientos" / Francisco Cobos























"Dientes del pan" /Tomás Rivero








Nana Mouskouri / Perfidia
...para qué quiero tus besos
si tus labios....

domingo, 15 de mayo de 2011

Blogger



Desde hace unos días los blogs del mundo se vienen abajo. Aquellos que creían que tenían algo consistente y seguro para comunicar con otros corazones han comprendido que esto es efímero. Que el sistema se tambalea a la más mínima borrasca. Y que particularmente creo que nadie tiene el valor suficiente para empujarlo y ver cómo cae. Estamos cagados. El sistema nos amamanta y no tenemos alternativa a sus tetas.
Hice un comentario en mi blog “Folios Grapados”, (en el post “Regresa El Roto para dar soluciones”) a unas buenas amigas, Carmen y Lucia, que desapareció. A mí no me quedaron sus comentarios. Cada uno de nosotros hablaba de su relación personal con el tema de Paco Ibañez “Palabras para Julia” y su autor, José Luis Goytisolo. Así que hoy reproduzco el post en señal de desagravio. O de impotencia:
“Parece que un tema musical, en unos casos y un poema en otros, a distintas personas nos traen viejos recuerdos, incluso si esas personas pertenecen a una etapa generacional distinta.
Carmen, tu cuentas tu relación con esta canción. Y tú Lucia, cuentas la tuya. Yo contaré la mía que es totalmente anodina.

Estamos en el año 70. La música se escucha casi en la intimidad de las casas. El puto país es una mierda acojonada. Yo tuve conocimiento de Paco Ibáñez en el 66 aproximadamente, cuando grabó un EP y tuvo que huir de España, por cantar “Poderoso caballero es don dinero”.
Una tarde de invierno de ese año 70, yo estaba en casa de mi querido amigo y poeta, Juan Quintana. Leíamos poemas de Félix Grande, gran amigo de Juan, de su libro “Blanco Espirituals”, publicado en Mayo de 1967 por el Gobierno Revolucionario de Cuba, Casa de las Américas. Dicho de paso, tengo un ejemplar de la primera edición.
Pasamos a leer, bajo la voz emocionada de Juan, al poeta César Vallejo. Juan lloraba con los versos del peruano. Y entre poema y poema le daba un trago a una copa de coñac.
A la caída de la tarde, Juan anunció que tenía un vinilo doble recién llegado (poseía una de las mejores colecciones de jazz y blues) pero que en esta ocasión se trataba de un “perseguido”: El disco en directo de Paco Ibáñez en el Olimpia de Paris. Silencio sepulcral. Magia. Parábamos el tocadiscos para comentar lo que estábamos escuchando. Estábamos acojonados. Repetíamos algunas canciones. El volumen bajito. “Palabras para Julia” mereció algún comentario. Juan tenía los poemas de Goytisolo, sabía que no era una canción de amor. Era una canción a su hija. Comentamos cómo daba a engaño la forma, el tono en el que estaba escrito. El poema musicalizado por Paco no aclaraba nada, es más daba a entender lo contrario, que era un poema de amor a una mujer llamada Julia. Juan aclaró este equívoco.

Salto en el tiempo. Esta historia es menos anodina. 1976 (la memoria me patina) Yo vivía en Carabanchel Bajo y unos amigos en Carabanchel Alto. Estábamos en Aluche y decidimos irnos paseando, pegados a las tapias de la cárcel. Yo caminaba delante de mis amigos y amigas. Siempre he silbado bastante bien. Siempre me ha encantado silbar. De manera espontanea, o no, comencé a silbar “Palabras para Julia”. La cárcel estaba a oscuras, luces intermitentes aquí y allá. Los muros eran altos, pero hasta donde podíamos ver, las ventanas se empezaron a abrir y un coro de voces de presos, acoplándose o desafinadas, al unísono, mientras las ventanas se habrían aquí y allá, corearon “Palabras para Julia”. Hasta que alguien desde dentro de la cárcel gritó: “Silencio coño”. Y desde una garita nos espetaron: “Hagan el favor de dejar de silbar, joder”.
Fue uno de los momentos más hermosos de mi vida, durante la puñetera transición mal contada de este país.

Amiga Lucia, las últimas palabras de tu comentario dejan ciertos enigmas en el aire, ¿tú dirás?:
“A mí no me gusta escucharla, me recuerda lo que pasó. Los consejos que se dan carecen de sentido si no se siguen”.

Y decirte, amiga Carmen, que con esta “educación musical reciba” no puedo escuchar ninguna versión de “Palabras para Julia” si no es la de Paco Ibáñez. Cosas de la subjetividad.
Un beso para las dos. Y prometo no volver a recordar de manera tan extensa”.

Frutas

Sigue el proceso
de las granadas que maduran
y penden del muro, observa
el balanceo del ciprés,....
-Olvido García Valdés-

Sigue el proceso de las frutas
que penden de los árboles
alineadas con cierto albur ácrata
frutas furtivas alimentándose
de tu corazón en sombras.
Leyendo a través de su piel
los rayos solares escriben cuentos:
su zumo de luz agolpándose
en la carne húmeda y templada.

En veredas y caminos
sigue la ruta de frutos silvestres
su zarza de cobre enzarzándose
en otros arbustos próximos.

Mira la mano del que sabe guiarte.



sábado, 14 de mayo de 2011

Mosquito poeta

Mosquito muerto por sobredosis. Al picar el dedo del poeta se envenenó de versos.




















Para Lucia. (Mariza habla de su padre, como José Agustín Goytisolo habló de su hija en "Palabras para Julia")  

Paciente soledad

Desde la paciente soledad
de este universo en calma
aprendí a ser calmo,
a tener un ruido interno
a soñar sin mangas.
Conseguí una terca paciencia
durante gran parte de mi edad madura
pero ahora, cercana ya la vejez anciana,
comienza en mí un río, termina en mí también,
mas sus aguas no cubren lo suficiente
para que presa infranqueable
nadie me moleste. Debo soportar
de vez en cuando que impertinentes seres
pisoteen mis riveras,
y que pegadas al cuero de sus zapatos
se lleven briznas de mi carne,
ellos: los unos, los otros, los cualquiera.


La voz y la noche



Allá se ven iguales medusas
y acá anémonas iguales
mezcladas a la par se recombinan
y se hacen distintas,
forman nubes que a la vez son magmas
de una sombra espesa que obligada
por la luz, por la lluvia obligada,
por la voz oprimida, se hizo eco
repitiéndose en la niebla
y a solas en la niebla
la voz se hizo voz, la voz,
la incónsume,
la voz incombustible ardiendo,
la inacabada niebla
que arremete, entra y sale de tugurios
y de noches, de bares y de bocas de metros.
Y monocorde y errante
el hombre sediento
de algas y caimanes
se abraza a una sospecha,
besa a un jíbaro que vende iguanas,
se consuela disperso,
aplaude a una pareja de esqueletos
que bailan en la cálida noche
con brío de tristeza
a ritmo de cajones y tantanes.
Y después nada ni nadie
va a disponer por ellos qué manteles
qué vasos, qué sillas a su mesa
consumirán desnudos
mientras una pavesa
se posa en la ceniza de la mortecina noche
que ya es día.


viernes, 13 de mayo de 2011

Rojo en tránsito


















Ando jodido pero formo parte de la trama
que mantiene en pie a este país.
Pero como y voy contento me repongo en refrescantes
balnearios y tomo burbujas que van dentro
de exquisitos refrescos caros.
Ando jodido pero fumo me contoneo
voy erguido tengo aristas herido sigo
no lo duden no me dieron las balas
marcho marcho aún se puede esperar de mí
una larga temporada de afirmaciones positivas
es constante el dolor pero sonrío no lo crean
cuesta sangre ser feliz
sigo sigo no lo duden digo sí
no vale la pena me aconsejó el hijo novecientos
de la democracia
tránsita.


Patio

Nuestra casa olía a orégano, cera derretida
y pólvora.
-Vladimir Holan-

Mi casa olía a orégano y membrillos
a carburo y migas, a ajos,
a queso portugués;
mi casa olía a jabón de sosa,
a colada y a cántaro de barro,
a agua fresca, a poleo, a gazpacho.
Mi casa olía a teja vana, a frío,
a sabañones, a tos ferina;
mi casa olía a invierno,
pero sobre todo olía a verano;
a pelargonio y a higuera, a corcho.
A bolero, a “...están clavadas tres cruces”.
Mi casa olía a sopa de tomate,
a aceitunas machacadas.
Olía a cierta soledad de cortinas
echadas. A celindas.
Un día mi padre cortó el lilo
que perfumaba el patio.


miércoles, 11 de mayo de 2011

hombre mío

……………………………………………
hombre mío en rechazo y observación, vecino
en cuyo cuello enorme sube y baja,
al natural, sin hilo, mi esperanza…
-César Vallejo-


Que estrecho soy de aquí ahora que me agacho
que corto soy de allá ahora que me estiro
pero cuanto amo al hombre ahora que lo pienso
aún a pesar de la distancia
que me produce su ausencia
se dijo el predicador del desierto
mientras daba de comer a los tigres.
Se ha vuelto anémico el semen fértil
forzado a modelar una forma
un perfil entre los espinos grises
y triste el grito que en el páramo clama
un soberbio ejemplar pletórico
de ácida eyaculación profusa
que arrastrándose hasta la fosa
ansia preñar a la receptiva fiera
postrada y sometida
cautivada por el pecho brillante
de cobre virgen sudando aceros
e inclinada y dócil ante la fálica roca.



Árbol


Un árbol que no tenga esa piedra próxima a la muerte
donde el aire se confunde con la llama
su fuego de hojas nos invade
Un árbol como un agua muda:
su rumor de hojas no será de papeles
Dirás que el agua dirás que el ultimo poema sirvió
para aliviarte de mí de ti
Yo siempre casi eterno y tú me miras
y no dejo de preguntarme si alguna vez
estuvo la salvación en la página diez
si la falta de recuerdos no fue
un gesto altivo de la memoria tal vez en exceso generosa
y el bosque y el árbol la rutina que no deja
que vea en tus ojos el vuelo de las aves.








Mujeres del Hierro: José Antonio Ramos

martes, 10 de mayo de 2011

Cuando venga la noche



Cuando venga la noche de animales fatigados en lo oscuro,
en derredor nuestro nacerá una espiga mortal de latitudes,
una orilla genial de vinos y vapores neutros
el amargo regusto azul de los sarmientos.
Cuando venga la noche, que venga pronto,
podremos descorrer las cortinas, levantar las persianas,
que nos invada su luz y que el sol se contamine
de arteras sombras que viajan a lo oculto,
hacia el ojo negro que no ve jamás el brillante fulgor.
La llama que arde en los corazones
va dejando un rastro de sangre
que olfatean seres mestizos
con el paladar de un alce y los ojos de un ciervo.
Esta noche los amantes acarician el lodo
y los besos tienen el sabor difícil
de gladiolos ardiendo.


          The Fire - Patricia Barber



lunes, 9 de mayo de 2011

Adúltero


No me gusta coño vigilado ni estanque sin peces
-Guillermo de Aquitania-


Con un testículo también soy capaz de amarte,
me sobran cojones para fundir el mercurio
de tus ovarios de estambre
quemar en la zarza todos mis espermas,
y morir avrazados sonriendo al patíbulo.
¡Ah! y tu marido que formó parte de la trama
que lo parta un justiciero rayo ecuménico
o que se lo folle el sable fálico del pez espada.













L'excessive - carla bruni



 

bromelia


















Una luz evanescente de imprecisos devaneos
una luz perezosa moviéndose entre el viento
y las piedras,
así eres tú fundiéndote en las horas
que proyectan las sombras,
a veces sin medida parecieras grotesca
doblegada y rendida
amparada en ellas.
Perfiles o redondeces
simples ropajes
fútiles y vanos
de abultado cuerpo viviendo en la mancha.
Se adormece el escorzo
y desde la oscuridad azul
una lágrima blanca cae sobre el tergal.

Y es ahora cuando te pregunto:
¿por qué se iguala la noche
a ese crucial instante en el que tú te haces niebla
o es que simplemente ha bajado
la intensidad marfil de tu mirada?

sábado, 7 de mayo de 2011

Después

Melody Gardot : Les Etoiles





















Eres hermosa y secreta y en ti nacen después.
No antes
ni ahoras
ni siempres.
Después.
Un después para siempre,
para antes, para ahora,
para qué.
Eras tú
un sí de mis después.
En esa postura
en ese escorzo
abriéndote en ese ten.
Ese después dispuesto.
Un después de eternos siempres.
Un casi amé de ti
antes de que una luz de después
una luz de sal. Un después de la luz
que supuso tu último ven.
El de los dos,
como si los dos estuviéramos
allí, en ese después,
dónde el final era próximo
a un final donde finales había
para después de ti,
para después de mí,
mi final para otros después de ti.
El tuyo vendría después
como un final mío.

Eres hermosa y distinta como un transparente
después.
Como ese orgulloso final
que nunca acaba.
Dónde tú me besabas para después,
para que dentro de un siglo, tal vez,
para que siempre tu después
me atase a ti,
para que tu boca me supiera aún a luego
a ese eterno vendré como de un regreso,
en un después amaneciendo en mí,
para que vinieras siempre, vas llegando.
Sé que si vienes, estarás en mí.
Y fue después de muchos besos
que con un dedo
roto y dactilar regresé a tocar
con su fractura final, el final de ti,
el final de después.
Nunca hubo una mirada tan profunda e intensa
como la mía. Aunque fue desde la zarzas.
O dentro o después de ellas.
Y la sangre era un después
para morir
pues aprendí de ti
tu luego eterno. Enredándose
como una vena de espinas.