lunes, 27 de diciembre de 2010

aquí vive un alfarero



Yo habitaré después de ti
y lo harás tú también sobre la huella
que dejara abierta un reptil, un simio,
esa hembra de león.
Seré un hombre en una plaza
expuesto a las inclemencias del clima,
a este ozono firme y frío.
Erguido como una roca que soporta
el viento azul del norte, la lluvia gris del sur.
Los paseantes verán en mí
el bronce de la futura estatua,
las afiladas garras de la basilisca arpía,
la viperina boca de la mítica gárgola.
Un estático sueño de granito,
una columna de mármol pentélico.
Más cerca de ti que nunca,
lejano yo, en la llanura de Ática.



2 comentarios:

Ana dijo...

Ay, que tenemos uno igual en casa! :-) Pero no hay ningún alfarero... sólo metafóricos alfareros.

Tomás Rivero dijo...

Además Ana, este alfarero convirtió el azulejo en un libro de poemas: se llenó todo de metáforas.

Me alegran las coincidencias. El mío vino del sur. Ya sabes.