A las nueve de la mañana
te dio el sol en el coño.
A las quince y treinta
había bajado la niebla.
Y una nube blanca
atravesó mis labios.
NIEBLA
Al borde de la niebla,
siempre fue al borde de la niebla
donde aprendimos a jugar.
Fue un juego dulce y sin trampas,
un juego sencillo de luces y sombras.
6 comentarios:
Pero fueron seis horas y media de colmo, opulencia, caudal, exceso....al borde de la niebla o al borde del abismo: ese juego al que hay que jugar. Eclipsándose por el otro.
Beso.
El tiempo no existe.
Besos cachirulos.
NO.
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