martes, 31 de julio de 2012

La lluvia

Una lluvia sobre otra lluvia no crea un arroyo
ni un rio ni un océano
crea un espacio de silencios entre ellas dos
una lámina inocente deslizándose
sin aromas
desde el filo de un cuchillo azul
que besa lentamente la carne del agua
y la ama devorándola.

Una piedra lanzada contra la lluvia
no hace ruido:
lo que oímos es la cáscara de la palabra
el envoltorio de el viento y la letra de una melodía
que nunca tuvo garganta de pájaro.
Lo que oímos son los pasos de la lluvia
perdiéndose en la tarde blanca
a la lluvia enredada de cuerdas
ahogándose en la tarde amarilla
golpeándose contra la piedra más huérfana
y que acaricia una mano traslucida.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

este poema Tomás, me gusta especialmente, te leo aunque no siempre te lo diga, pero ahora, al leer de nuevo (ya lo hice días atrás) me paro en él.
La lluvia tan recurrente en mi poesía y en la de muchos poetas claro, tiene tantos argumentos.... pero este poema me ha encantado especialmente.
Te mando un beso de agosto desde Madrid.

Eva

Anónimo dijo...

este poema Tomás, me gusta especialmente, te leo aunque no siempre te lo diga, pero ahora, al leer de nuevo (ya lo hice días atrás) me paro en él.
La lluvia tan recurrente en mi poesía y en la de muchos poetas claro, tiene tantos argumentos.... pero este poema me ha encantado especialmente.
Te mando un beso de agosto desde Madrid.

Eva

Anónimo dijo...

este poema Tomás, me gusta especialmente, te leo aunque no siempre te lo diga, pero ahora, al leer de nuevo (ya lo hice días atrás) me paro en él.
La lluvia tan recurrente en mi poesía y en la de muchos poetas claro, tiene tantos argumentos.... pero este poema me ha encantado especialmente.
Te mando un beso de agosto desde Madrid.

Eva

Anónimo dijo...

me gusta tanto que se multiplicó por tres, lo siento, a veces el ordenador se vuelve loco
beso

Tomás Rivero dijo...

Hola Eva, Yo también te leo aunque no te comente. Te leo.

La lluvia en versos de Federico García Lorca:

Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

Me ha gustado tu comentario triplicado. Repetido por tres hay más agua.

Un beso, Eva.