viernes, 10 de agosto de 2012

Prefiero Pepa a la revolución

Una frase escrita en la pared,
por ejemplo: “No pienses que te olvido”.
Un charco de agua sobre la acera,
tal vez derramada por una nube triste.
Una huella en el cristal de la ventana
olvidada por una fugaz despedida.
Un zapato perdido durante la huida:
sus cordones desatados de dudas.
Motivos suficientes o tal vez necesarios
para salir tras la noche y perderse en ella,
o para creer que el autor de estos versos
fue un tipo sensible que desnudó preguntas.

Bastarda noche la noche propicia,
esa en la que se toman trágicas decisiones
que atañen al hombre, sus asuntos,
resueltos siempre de noche, su viva complicidad
de confidente amparándose en las sombras,
embozado lunático de mirada torva
que hace del soslayo profesión.

Pero fue en el envés de la hoja,
en el revés,
fue en el revés donde aprendí
que me lo jugaba todo a una sola carta.
Y en esa mano fácil, yo iba de farol.

Afuera, en la calle de esquinas rotas,
en las sombras de la noche,
amparado en la soledad o la ruina
de una ciudad que duerme o se conforma,
amigo Batania,
yo también prefiero Pepa a la revolución.

8 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

En el poker muchas veces ganan los que van de farol.
En la vida, Tomás gana quien ilumina.
Foc, es fuego.
Lume, es fuego.
Se fuego, Tomás, es tu sino, si no, no serás Tú.

Yo no sé a quien preferir, pero sí teng claro que la época que nos toca es de mucho amor y más revolución.

Besos.

María Socorro Luis dijo...

La revolución del amor, lo imprescindible para estos tiempos.

...y "salir a la noche, y perderse en ella".

Dosbesos

Tomás Rivero dijo...

Mayakovsky insobornable:
"Dad a la revolución los mismos nombres que a la amada el primer día".

Amor y revolución. No es fácil.

Un día de estos me quemo. Si es que no lo hice ya. Y no será un farol. Fuego y luz. Ambos iluminan, ¿qué encendida palabra?

Se habla en los mentideros de una revolución personal. Yo hablo de la única revolución, y en ella las personas son parte de un todo. ¿Al servicio de quién está nuestra revolución personal? Si la respuesta es evidente, es un despropósito. Si la respuesta es inteligente, es un compromiso.

Sofía, sabes que me alegro de saber de ti. Un beso.

Tomás Rivero dijo...

Soco, no sabes lo difícil que está en nuestros tiempos (¿qué tuvieron aquellos otros tiempos, que no lo fuera?)la dificultad del amor. Tal vez el amor se alimenta de generosidad y está es parte de la revolución. Quizás estos sentimientos estuvieron dormidos, o bajo mínimos y es hora de ponerlos a trabajar.
Mas estoy seguro que esa decisión, última o no, la tomará el amor. O la revolución.

Un beso. O tres.

Shandy dijo...

Dice una vieja canción:
Si me das a elegir
Si me das a elegir
Ay, amor,
Me quedo contigo.
Pero afortunadamente, La amada y la Revolución no son incompatibles. Y El Amor es el motor de cualquier Revolución.

Besos revolucionarios

P.D. Sobre la "Revolución personal" te dejo un artículo. En contra de lo que se cree, la revolución "personal" es también comunitaria, sino no tendría sentido.

http://www.personalismo.net/persona/mounier-y-la-revoluci%C3%B3n-personal-y-comunitaria

Tomás Rivero dijo...

La amada y la revolución, no parece que sean incompatibles. A simple vista no lo parece, con algunas lupas exigentes pareciera acarrear cierta dificultad esa dulce tarea de compaginar amor con revolución. Por otro lado un desacierto la comparación o el parangón, ya que el amor siempre es revolucionario, mientras que la revolución tiene que armarse de paciencia, la paciencia de los cómplices.

Gracias por el artículo, Shandy.

Besos.

Pepa dijo...

Querido poeta, dice Oscar Wilde que «La piel es lo más profundo de los seres humanos»
Pero Gioconda Belli, que tiene un poético nombre de guerra, supo como aunar ambas cosas, Amor y Revolución:

"El hombre que me ame reconocerá mi rostro en la trinchera/ rodilla en tierra me amará/ mientras disparamos juntos contra el enemigo".
...

"Bajar luego a tus piernas/firmes como tus convicciones guerrilleras,/esas piernas donde tu estatura se asienta/con las que vienes a mí/con las que me sostienes,/las que enredas en la noche entre las mías/ blandas y femeninas./Besar tus pies, amor,/que tanto tienen aun que recorrer sin mí/y volver a escalarte/hasta apretar tu boca con la mía,/hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento/hasta que entres en mí/con la fuerza de la marea/y me invadas con tu ir y venir/de mar furioso/y quedemos los dos tendidos y sudados/en la arena de las sábanas".

P. D. No hay pues que elegir. Besos de pólvora y magnolias.

Tomás Rivero dijo...

Besos de pólvora y magnolias, Pepa.

Equidad. Gioconda Belli:

Veo mis piernas,
largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición
hacia mi mismo centro
y la suave vegetación del monte
donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,
anunciados por descargas de fusilerías
y truenos primitivos.

Me veo y no me estoy viendo,
es un espejo de vos el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,
un espejo rosado,
un molde hueco buscando su otro hemisferio.

Llueve copiosamente
sobre mi cara
y solo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.


Besos, Pepa.