viernes, 6 de marzo de 2020

Te amo

Con paciencia
o también con rabia noble
pulo la roca,
grabo con la yema de los dedos,
escarbo en la arena
de las rocas fáciles y blandas,
y que la vida incitó a sobreponerse
a la erosión antigua del poema.

Y ahora ando con una piedra
en cada mano apretando el puño
al paso de esas bestias
que amenazan la posibilidad
de que yo vuelva a tropezar
más de un millón de veces
en la misma roca.

Y ya no me queda sino que destrozar
mis uñas, mis carpos y mi frente
en los tantos errores que cometo
mientras miro amanecer,
tus ojos, el bosque,
y desde aquí hasta allí
midiendo la distancia
de la soledad del hombre
todo es piedra reducida
a un solo y único grano de arena:
nuestro universo:
aquel fuego del que provenimos
va quemando las palabras eternas.

Y concluyo reloj de arena y agua,
tiempo encarcelado en copas de vidrio
clepsidra y espera
hoy que me encuentro solo y tarde.
Y es así como sé amarte,
como puedo amarte.


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