domingo, 27 de febrero de 2011

Poeta

El poeta abrió con la punta del lápiz la página en blanco
y sobre aquella luz que se vació sobre la mesa
introdujo las manos y los ojos,
tocó los bordes del abecedario,
vio que dos émbolos de oro movían un carrete de plata
y siguió con las yemas de los dedos el hilo de seda
que le llevó hasta una esfera de acero,
movida en su órbita por un eco de silencio.


4 comentarios:

Manolo Jiménez dijo...

Poesía = luz

así debiera ser siempre.

Abrazos.

Tomás Rivero dijo...

Sí. Así es Manolo. Poesía igual a luz... y a silencio. A silencios.

Hay tanto que no decir, que no sé cómo callarme.

Abrazos para ti.

Carmen dijo...

luz tenue o cegadora, rígida o curvilinea, a ritmo de un blues para acallar el eco atronador del silencio

Tomás Rivero dijo...

John Lee Hooker. Él y muchos como él me salvaron, en esa edad en la que uno debe de tener motivos para ser salvado. Alguien que lo forme, o lo ahorme. Le de forma. Y yo tenía el blues. La luz. Bosques retorcidos de mestas. Búsqueda. Versos de poetas capaces de ser hombres. O mujeres. Más nunca viví de sueños. Me dije, mejor que los sueños vivan de mí. Y llegué a tener hasta una causa. Que nunca fue justa, y por eso fue hermosa. Y lo más importante: tuve madre. Ella.

Besos azules.