lunes, 19 de septiembre de 2011

Ciego

Que no vengan los ojos que los ojos no ven.
Que no venga la boca que la boca no ve.
Ni la noche, ni el día.
Que no vengan las manos que las manos no ven.
Que no vengan los cuerpos,
ni el paisaje, ni el mar, ni el mundo.
Que no venga nada, ni nadie.
No vengas con los ojos de ver a visitarme
que los ojos no ven,
aquí dentro sólo existe el objeto, frío, único,
y yo ciego.


4 comentarios:

María dijo...

Bonitos versos, Tomás.

Carmen dijo...

en el reino de los ciegos el tuerto es el rey

dos tuertos tienen alguna posibilidad de cruce de visiones, con uno ciego ni de coña



un beso

Tomás Rivero dijo...

Gracias María. Desde el amplio significado de la palabra "bonito", sé que te gustaron.

Un saludo.

Tomás Rivero dijo...

Carmen, el protagonista no está pidiendo un kiosko de cupones de la once, aunque el poema necesite oscuridad. Para visionar la luz. La otra, la del poema.

Un beso.