domingo, 11 de marzo de 2012

Teatro

Obra en un solo -brevísimo- acto

Personajes:
                                   Jose
                                   Tomás
Actores:
                               José Horacio Martos
                               Tomás Rivero Fernández

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Se levanta el telón. Interior. Cualquier interior. Todos los interiores son iguales: su cocina, su baño, su televisor de plasma: a qué sangre corresponde su televisor?
Un día cualquiera. De lunes a domingo, cualquier día parece oscuro. Menos a los pájaros, que cualquier día les parece luminosamente único. No hay público presenciando la escena. Nunca hubo público, que a la escena incorporara su miedo.
Dos personajes con cara de Beckett. Dos proletarios incrédulos, con gesto de presos, parecen despedirse.

Jose: .- A ver si me escribes.
Tomás: .- No tengo tu dirección.
Jose (resuelto): .- Apúntala.
Tomás (tras una pausa, se palpa las ropas): .- No tengo bolígrafo.
Jose (gesto de fastidio, se palpa las ropas): .- Es igual. (pausa) Yo no tengo dirección.

Silencio. No hay aplausos. Cae el telón. Siempre cae. Comienza la huida.

8 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Algien se despiste y apalude: yo.
Besos que van al inerior descrito.

Tomás Rivero dijo...

Isolda, lenguaje raro, pero te entiendo.

Besos, para ti.

leolo dijo...

Parece teatro del absurdo y lo es. Parece realismo proletario y lo es.
Es la muerte el final de la huida o solo una bajada de telón???

Tomás Rivero dijo...

Eloy, hay cosas tan tristes como la muerte. La bajada del telón es el comienzo de una huida.

Estos dos proletarios en concreto, te aseguro que están huyendo.

Pero he visto hoy unas manifestaciones obreras por la tele, y también huían.

José Baena dijo...

El drama no tiene espectadores, y si los tiene son sus propios protagonistas. Fatalismo pura desesperanza.

Unknown dijo...

Quizá ese fue el problema de Godot, que nunca tuvo dirección y no sabía donde encontrarse. Te aplaudiría, pero no me quedan manos.

un abrazo, Tomás.

Tomás Rivero dijo...

El espectador siempre es protagonista de su propio drama.

Cuando llega la ayuda su drama carece de espectadores. Y de interés.

Un abrazo José.



Protagonistas de un drama donde no hay espectadores

Tomás Rivero dijo...

El final de Esperando a Godot:

Vladimiro.- ¿Vamos, entonces?
Estragón.- Vamos.

No se mueven.

Telón

Gracías por tus aplausos mancos, Ramón. Aveces el muñón es un punto
de partida.

Abrazos.