viernes, 16 de marzo de 2012

Tengo un blues

Tengo un blues. Gigante. Arrastrándose
por trincheras. Desesperado.

Son la 17:20  en todas partes del planeta.
Lo poetas dormitan en brazos de un amor
blando y dulce. Casi burgués.

Nada como la felicidad gris de un blues.

La galaxia continua sola y en silencio.
Aquí abajo alguien dispara contra las nubes
desde un revólver oxidado de aguas.

¡Viva Vallejo!


9 comentarios:

HOSTAL MI LOLI dijo...

Son las 18:48, una musa le susurra un blues al oído del poeta mientras dormita en brazos de otra, la musa le hace cosquillas en la oreja y él se rasca pensando que es el viento. Besos.

HOSTAL MI LOLI dijo...

Se me olvidaba, este blues es alucinante, de lo que mejor que he oído en mi vida. Tienes buen gusto, y para las musas también jajajjaja. Besos.

TOMÁS RIVERO dijo...

Loli, será por musas. La escena que describes está batiburrillo emocional. Y falta la musa del pie. Los pies son muy importantes. Para amar y para huir de las aglomeraciones.

¿Un tío del blues tiene canas, como Charlie? ¿Sí? Seguro que es bueno.

Besos.

Shandy dijo...

Muy bueno, Rivero, muy bueno. El blues.Y la descripción. Palabras Atrincheradas. Felicidad gris de un blues. Revolver oxidado. Disparo a las nubes.Y que llueva. Con V de Vallejo.

Me lo arrastro a mi carpeta. Para el músico

TOMÁS RIVERO dijo...

Shandy, Charlie es único.

Tiene que llover, joder!

Creo que tendríamos que convocar la lluvia cantando todos juntos un blues. O una soleá.

Esa carpeta cada día crece más. Todo por el músico.

Besos.

Ventana indiscreta dijo...

Algo que parece despreciarse hoy día es la lentitud, la artesanía a la que tantas veces se ha aludido en tu rincón desarinconado. Este blues: la precisa forma de colocarse la armónica, las manos que cierran un tesoro, la boca y todos sus gestos mientras la guitarra in(quiere).
Tomás, que llueva. Ya sabes mi dicho: si no hay agua no hay vino.

Charles es la hostia, un artesano que hace del aire un estímulo.

Besos suavemente precipitados.

Tempero dijo...

Ese blues me parece soberbio, Tomás, pero yo me inclino por la soleá.

Aberazos, prendido hombre de la armónica.

Tomás Rivero dijo...

Ventana Sofía, paso por un periodo de búsquedas inmortales, que no sé qué significa. Es esta duda mía y tu comentario tan redondo, lo que me lleva a comulgar contigo.

¡Leches! que bien lo explicas. Y sí, Charles es la hostia.

Tus besos precipitados llegaron de todas formas.

Un beso, entrañable.

Tomás Rivero dijo...

Ambos cantes devienen del mismo dolor, y de la misma alegría, Manuel.

Las posibles diferencias, tan sólo son pinceladas distintas, para una policromía diatónica de campos de cebada.

Un día de grillos (su captura) presencié el baile y el cante de un campo de cebada, todo era música y color. Yo era un niño de siete años, y me tumbé en el fondo del arado.
A las diez de la noche, salieron los mayores a por mí. Tuvieron que arrancarme, entre lágrimas, de aquel campo de vientos y colores.

Mi padre me dio una zurra. Mi madre me dio besos de alegría.

Un aberazo, Manuel.

Te extraño.