martes, 1 de octubre de 2013

Blues / Oscar Peterson

Ya son las doce, aunque falten casi dos horas.
Dinamarca 1964. Yo buscaba nidos en las encinas.
Aquellos eran garitos, calor, humo y recogimiento.
Güisqui y cerveza. Escenario y poesía. Noche y blues.

2 comentarios:

Shandy dijo...

No es ayer, es hoy. Pero sigue siendo la hora del blues: las doce (más una campanada que se escapó del reloj de El perseguidor)

Que buen directo y que elegancia la de estos pedazo de músicos.

(No deje de buscar nidos en las encinas. La búsqueda cura cualquier herida, cualquier Saudade).

Bicos

Tomás Rivero dijo...

La búsqueda. Pinto búsquedas cada amanecer bajo las sábanas de la vida, un nido azul echo de hilos negros. Hay un pájaro del tamaño de una mosca en una isla tropical que hace nidos con saliva del tamaño de un dedal, su lengua húmeda de araña va solidificando cada puntada. Los hombres asaltan estos nidos y los usan como alimento.

También hay otros nidos que quieren ser alimento del alma, esas heridas dulces que buscan acomodo en las ropas que cuelgan de los armarios íntimos de las alcobas. Y así la vida es un nido dónde todo el mundo aporta o quiere aportar un poco de su belleza o su misterio, y necesita participar en esa confección de faldas y camisas, sembradas de recuerdos o nidos.

Me queda el jazz de las doce. Es mi arma secreta. El perseguidor en su campanada oscura de tiempo. Ya sé que esto lo escribí mañana y que hoy no tengo ausencias, ni saudades, sí una elegancia por dentro resbalando como una seda cálida y dulce, que vino de un ayer de nidos.

Besos, tan elegantes como esa mano de Oscar Peterson al final del video, acariciando las teclas del piano.