sábado, 12 de abril de 2014

Días

No dejes de equivocarte
equivócate siempre
comete errores
sé torpe no aciertes nunca
déjate llevar por el error
si alguien quiere salvarte
ya vendrá a corregirte
el que sabe más que tú
y si no espera a que te expulsen
de la tribu por insistir en una piedra
que todos odian
y algunos arrojan con fuerza
al otro abismo
de sus almas.
Sé el error que nadie soporta.
Hincate de piedras con una hache de cruz
elúdete a ti mismo
fracasa de ti
y que ellos comprendan mejor que tú
el acierto
y por favor
no veas nunca el error en los demás
capaces son de comprender el tuyo.
Insiste en él
y no desfallezcas de soledad
insiste en el error aunque sepas acertar
cuando todos duermen.


2 comentarios:

Inés González dijo...

Pues ese bello "pilla piojos" "mamboretá" o Matis Religiosa, no parece hacer caso al supuesto error que las tunas con sus janas mimetizadas, le hacen.
Dispuesto está a masticar la fina piel del fruto, y hacerse así con el néctar.
El error o el delirio son males necesarios, ya afirmaron alguna vez los estudiosos psiquiatras.
Pero los poemas reivindican otra cosa, otro error con cinturones de libertad.
No?
Que siga la Kathleen deleitando con su voz....

http://youtu.be/lUJQbmHp4wY

Tomás Rivero dijo...

Lo bueno de la "pilla piojos" es que no va al psiquiatra, sería psicoanalizada su "costumbre" de zamparse al amante, o ya puestos a rizar el rizo, incluso el de zamparse un higo, como un posible error.
A veces me cuesta entender las reivindicaciones "fuera" del poema, no parece tener la poesía partidarios de practicarla.
Pero sí, otras cosas reivindica el poema: su libertad, su derecho a ser un equivocado.

Sigo aprendiendo a "oír" las músicas que me dejas, Inés.