martes, 23 de agosto de 2016

Buenos días hombres...

Buenos días hombres fuertes y ácidos
templados y orgullosos.
Hombres y mujeres
ancianos que fueron ayer piel de manzana.
Son las siete y treinta y aún no amanece.
Hay luz artificial en las calles
y un apache sin caballo
bajo una farola en llamas
lee la prensa buscando noticias
de si los suyos ganaron o no la batalla
en Little Big Horn.

Y a esta hora
que madruga para verme,
descubro que mi pene
es una crisálida que madura a mariposa.
A un tiempo efímero
de vuelos azules y venas pensativas
de ciervo en celo.
Y nadie mueve una mano para salvarme
del aire verde de mis alas de árbol.
Las mismas alas que me dieron
aquellas viejas tribus derrotadas.

Buenos días ahora que
un rayo de sol ha roto
el cristal de mi ventana
y el apache huye gritando calle abajo
montando un viejo caballo camicaze
aquellos potros que bebían aceite
para deslizarse sin ruido
en las sombras de la noche.
Y he llorado y reído
como un ser justo y traidor
que aún sabe disparar el viejo Winchester
contra la avaricia voraz del hombre blanco.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Con unas buenas cañas y mejor jazz en el Esparte se puede arreglar la mañana.
Te saludo con un 7.35

Tomás Rivero dijo...

El jazz es-parte de los 7.35?

Anónimo dijo...

A mí el jazz nunca me sabe como un tiro.
El levante para los conileños sí les sabe a un tiro.

Tomás Rivero dijo...

Bueno, tenemos en común el jazz. Lo del levante se puede ver de muchas maneras. Hay conileños que les gusta el levante porque les seca los huesos. Y como tú sabes de mí más que yo de ti, en la siguiente jugada sal de las sombras que ya se ha muerto Franco y los anónimos me ponen de los nervios. Venga.