lunes, 8 de noviembre de 2010

tapete plegable

Muestra di
insinúa o enseña
ten
acaso en la malva trinidad
de un pecado
o en ese triángulo de hilo
mantel donde se dejan
los secretos mensajes
y que van diciéndote
toma
ten
soy una blonda prendida
tal vez en el pubis
acabándose
hilando la sangre
llevándose
en ese molinete de viento
la mortal infancia
dónde fui tan feliz.

Toma este ten
tan sin ti.
Toma:
ven plegándote a mí.

4 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

No sé si para trabajar el ganchillo hay que haber nacido unos cuantos años atrás. Paciencia si se ha de tener.
Ese poema tuyo tiene un ten con ten, un hermoso vaciado e íntimo del pasado.

La foto, imagino, de ese 2 por ciento.

Tomás Rivero dijo...

Te has picado y te lo estás comiendo con patatas. El blog. Te has ido a las entradas de hace un año.

La foto no es mía.

Reconoce que mis poemas te enamoran. Yo soy un intermediario conflictivo.

Te tornearon de tal manera que no eres capaz ni de despedirte afablemente.

Un beso, torneada.

Ventana indiscreta dijo...

Me suelo comer los guisos de patatas con mucho deleite. Las patatas a lo pobre que hacen por Arenas de San Pedro son primorosas. Prefiero el pimentón a la guindilla.

Ya te diré cuando me enamore de un poema tuyo, aunque yo, ante un poema no diría que me he enamorado. Otra expresión utilizaría. Ya te diré cuál a su momento.

Lo conflictivo si es para crecer es magnífico. Intuyo que te gusta el debate. A mí también. Iré leyendo poemas tuyos, salteados, a solas, o con un requemito de ajo.

Te podría mandar un beso de tornillo, ahora que no nos oye nadie. Pero no seré tan osada. Soy amable cuando me place aunque me tornearon duramente en otros aspectos, no en los sentimientos.

De momento un beso seco.

Tomás Rivero dijo...

Me gusta tu prosa.

Sigue investigando. Yo sí me he enamorado de muchos poemas. De César Vallejo, De Pablo De Rohka...

Sé que cuando hablabas de cómo te tornearon, conllevaba algún dolor, casi siempre es del corazón y sus aledaños.

Entérate, sin haber rozado un sólo verso de tomás rivero, con el borde más golfo de tu cerebro, ya te has quemado.

No sabes quién soy. Repito una vez más: todo es una puta mentira. Y tienes demasiados miedos. Como todos. Como todos.