miércoles, 23 de marzo de 2011

Tres lecciones de romanticismo y una nota



¿Recuerdas la tarde que
 quedamos para besarnos
a la sombra de los sauces
y al llegar encontramos que habían sido talados?.
Allí terminó todo. Dejamos de amarnos.


Hoy te quiero más que ayer
por que mañana no existe.


La diferencia entre tú y yo
es que ambos estamos solos.






Nota:
Creo que debo un swing o un blues
o cierto balanceo de cometas entre el cielo y el agua.
Esto es California. Si pinchas.


4 comentarios:

lichazul dijo...

tres ideas que llevan al mismo final
de todos modos de paso o eternos, el amor siempre juega sus juegos

salutos

Tomás Rivero dijo...

A mí me impresiona que al final del juego romántico, la diferencia entre tú y yo: es que ambos estemos solos. Y todo es melancolía si hasta en la soledad tenemos diferencias.

En economía doméstica todas estas "apreciaciones" resultan ser una mierda.

Manolo Jiménez dijo...

Si no quedan sauces, si no queda mañana, si no queda ya ni soledad auténtica... queda la poesía.

Abrazos.

Tomás Rivero dijo...

La obligación de la poesía, que es la verdadera obligación de vivir.
El poeta ruso V. Maiakovski:
"Yo soy poeta. Creo que en esto reside todo mi interés. Y en las cosas sobre las que escribo: el amor, las canciones, las calles, los rostros, las ciudades, los niños, Y tambien los paisajes del Cáucaso. Pero sólo me pongo a escribir cuando todas esas cosas han ido haciendo subir en mi interior el nivel de las palabras".

Y las palabras nunca son nuestras, las hemos heredado. Pasan un tamiz. Somos el alambique. Más el resultado final, la destilación, es el resultado de todos los que fueron antes que nosotros.

Un abrazo.