miércoles, 20 de abril de 2011

gorrión

Fidelidad

Huyen las alondras
y el espejo se quiebra
como un René Magritte.
He abrazado a mujeres blancas
que ya estaban muertas.
No resucita el aire al ser respirado.
Mujer no mires dentro de mi ojo
no hay nadie dentro que vigile:
este amor que te tengo
es un ciego prisionero.

2 comentarios:

Laiseca Estévez dijo...

He abrazado a mujeres blancas que ya estaban muertas... QUE BUENO!!! Saludos

Tomás Rivero dijo...

Sí. Qué bueno. Pregúntale a Magritte. A los ojos cerrados. A la carne tibia. A lo que nunca tenemos. Al deseo. Al poeta.