No me sometas al pairo
de tu total ausencia,
deja que tus brazos de barca me lleven
a dónde rompe la tempestad,
acantilados tengo que merecen la pena.
En la quietud me ahondo
y me cimento
y allí donde naufragan todas
cuando ruge la tormenta,
tú,
invicta aún de mí,
me salvas de la gloria.
6 comentarios:
Tomás que poema tan impresionante, me lo he llevado al Nido, como buena Urraca que soy. Besos.
Los royalty que se los quede el capitalismo y que se joda.
Besos.
Eres un grann poeta, Tomás, te lo habrán dicho antes, pero ahora lo digo yo. Por este poema y or el escrito a continuación, muy diferente, pero ambos te definen.
Besos a lo largo de la orilla,
siempre he sentido fascinación por los acantilados aunque vayan tan de la mano de los naufragios
nunca me han dado miedo las tormentas, el ruido más atronador es el silencio de la ausencia
Siempre esperamos que alguien nos oiga, que unos brazos nos salven
un beso hombre lento, indio, naúfrago, poeta
Gracias por tus palabras, Isolda. Espero que mis poemas sepan definirme, yo algunas veces no lo consigo.
Un beso.
Sé que eres valiente y a veces hasta una loca temeraria.
Se que no te da miedo casi nada, y mucho menos si unos brazos vienen a salvarte.
Y una vez dichas las palabras mágicas, esas que sólo tú sabes decir, tan sólo me queda quererte y dejarte besos.
Besos, Carmen.
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