viernes, 24 de febrero de 2012

Sálvame

No me sometas al pairo
de tu total ausencia,
deja que tus brazos de barca me lleven
a dónde rompe la tempestad,
acantilados tengo que merecen la pena.
En la quietud me ahondo
y me cimento
y allí donde naufragan todas
cuando ruge la tormenta,
tú,
invicta aún de mí,
me salvas de la gloria.

6 comentarios:

HOSTAL MI LOLI dijo...

Tomás que poema tan impresionante, me lo he llevado al Nido, como buena Urraca que soy. Besos.

Tomás Rivero dijo...

Los royalty que se los quede el capitalismo y que se joda.

Besos.

Isolda Wagner dijo...

Eres un grann poeta, Tomás, te lo habrán dicho antes, pero ahora lo digo yo. Por este poema y or el escrito a continuación, muy diferente, pero ambos te definen.
Besos a lo largo de la orilla,

Carmen dijo...

siempre he sentido fascinación por los acantilados aunque vayan tan de la mano de los naufragios

nunca me han dado miedo las tormentas, el ruido más atronador es el silencio de la ausencia

Siempre esperamos que alguien nos oiga, que unos brazos nos salven

un beso hombre lento, indio, naúfrago, poeta

Tomás Rivero dijo...

Gracias por tus palabras, Isolda. Espero que mis poemas sepan definirme, yo algunas veces no lo consigo.

Un beso.

Tomás Rivero dijo...

Sé que eres valiente y a veces hasta una loca temeraria.
Se que no te da miedo casi nada, y mucho menos si unos brazos vienen a salvarte.
Y una vez dichas las palabras mágicas, esas que sólo tú sabes decir, tan sólo me queda quererte y dejarte besos.

Besos, Carmen.