martes, 28 de febrero de 2012

Vigila

                                      vigila el crecimiento
                                      -F. Brines-

Vigila el crecimiento de mis esporas
soy la flor prepucial que tanto anhelas
vigila si me crece o se me engana
soy la piel que se estira y envenena
tu clitorial rosetón de porcelana.

8 comentarios:

Tempero dijo...

Un poema, Tomás, no entendible sin dos cojones (y no lo digo en plan macho, sino en el sentido fisiológico).
Barroquismo de lo erecto o de lo inverso, porque ahora parece ser que tu pene es una seta (con esporas).

Aberazos.

P.D. No me asustes a las mujeres con esos poemas.

Tomás Rivero dijo...

Mi pene siempre fue una seta con esporas. Pregunta.

Y te puedo asegurar que las mujeres se asustan mucho menos que los hombres, obligados estos a su pene de lombriz fría. A lamer con él las caderas ardientes de mimbre y de quilla de ellas, derramándose sobre el pecho desierto de los hombres.

Pena me dan los hombres. Pena me doy.

De tu responsabilidad protectora, respondan tus gónadas.

Aberazos.

Shandy dijo...

Por todos los falos, Rivero, ¿en qué mano se habrá puesto el poeta el anillo del mágico de Samaniego?

Versos rotundos que crecen -o se "¿enganan?"- entre la flor prepucial y el rosetón de porcelana.

TOMÁS RIVERO dijo...

La izquierda, siempre en la izquierda, Shandy. "Enganado" a perpetuidad. Siempre huí de las bendiciones.

"..que se detenga
y no otra nueva bendición prevenga
que me pierde con ella si porfía:
déjeme al menos lo que yo tenía."
-Samaniego-

Ventana indiscreta dijo...

Desde luego, Tomás, a veces rozas la genialidad en la escritura. La genialidad con el falo, como dice Shandy, también existe y mucho tiene que ver con el roce y no tanto con el arrastre. De arrastre saben mucho las lombrices: tragan tierra y expelen tierra. ¡Y ay del falo que haga lo mismo! Triste muchos falos, muchos hombres y muchas mujeres. El sexo sin poemas ha de ser pródigo (no el hijo pródigo que se va de casa). Sexo pródigo, útil y, ¿por qué no pendenciero?
Mal lo has e llevar este año, Tomás, con tanta sequedad si tu pene es una seta: poco has de prodigarte. Pero no te preocupes: las esporas siempre esperan.

Pero volviendo a lo de la genialidad: has conseguido la erección perfecta en esa comparación:

a su pene de lombriz fría (y lo que sigue en la contestación dada a Tempero).

Besos de esta espora/dica ya.

eloy dijo...

A mí no me enganas, Tomás. El poeta tiene el deber de inventar palabras, pero el poema te ha quedado tan certero como el rosetón de porcelana que culmina los sueños más humedos de mi mente de macho desnortado.
Pena dan los hombres, el futuro es, sin duda, mujer.

Tomás Rivero dijo...

Me prodigo amante pródigo, más mis cotas de sexo, tanto en año lluvioso o con pertinaz sequía, no las puedo narrar. Ni en estos comentarios de blog, ni en íntima
conversación personal tuya y mía. Estoy en contra de ello. Lucirse de palabra en estos menesteres siempre es una fanfarronada de las más estúpidas que conozco. Tan sólo ellas, que fueron compartiendo esporas con el poeta, saben. Y nunca jamás se dicen cantidades. No son ellas cantaros que se llenen de un número de nosotros. Nuestros corazones se alimentan de muchas flores, y son insaciables.
Y si fui genial con los versos, al escribirlos, procuré siempre ser consecuente y que la lengua supiera decirlos temblando, al oído de ellas. Imagínate. El resto es pornografía.

Sigue imaginando, es la base de la masturbación.

Controla tu "espora/dica ya": léeme más despacio y bésame lenta.

Besos, entrañable.

Tomás Rivero dijo...

Eloy, es su único deber, inventar palabras. Conseguir que dos palabras que no se conocen de nada puedan convivir. Rara vez se consigue. Pobres poetas. pero uno no se "engana" nunca.

Compartimos muchas opiniones tú y yo, amigo Eloy, el futuro son ellas.

Un fuerte abrazo.