como un asunto de poca importancia.
Como algo natural que sucede por encima
de todas las cosas culinarias, rutinarias.
Creo que te fuiste como un agua dulce
que va mezclándose lentamente con agua de mar.
Lo contemplo todo como un temblor perfecto,
mientras se disuelve la tarde en mi mirada
y el amanecer en tus ojos.
Mientras pasa la vida con un murmullo de pisadas
sobre los humildes guijarros de la vida y de la noche,
y ambos nos pertenecemos,
precisos como un reloj de arena,
solos como el sol. Como un amén.
Como esas rutas invisibles
trazadas en los cielos por las aves.
4 comentarios:
Y con un amén respondo a tu poema. Pero un AMEN ateo, aconfesional, agnóstico, un amén anárquico, que solo quiere destacar unos versos tan bien juntados.
Bon día, Tomás.
Bon día, Eloy.
El así sea de tus palabras en lo aconfesional y en lo anárquico, y mi amen compartiendo tu comentario. No es que nos demos coba, es que coincidimos en el amen de los versos.
Un abrazo.
Al fin y al cabo, el amén es un asunto de poca importancia. Poema estepario, que llega. Así sea, o no...
Todos tenemos la soledad como compañía y al solitario como alimento. La estepa y algún lobo conjugando algún verso.
Saludos, Amando.
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