lunes, 24 de marzo de 2014

Las luces de la noche

Mi vida se acaba
tengo en el jardín un árbol
también tengo un hueso familiar
y una piedra genética
y el humo que desprendieron
todos los poemas que quemé
una noche de lobos
y de ingles encendidas.

Y dentro de mí tengo un cofre de madera
con tierra dentro
nada cabe en mí que no quepa
bajo el suelo que pisa el hombre
bajo la tierra que cubre a los hombres.

Ya nada me espera al otro lado
de las rejas
mi libertad
tiene forma de pájaro
nacido en cautividad.
A estas horas del día
se encienden las luces de la noche.

4 comentarios:

jose h. martos dijo...

La cadencia musicalizada de tus inusitados epítetos y calificativos, coadyuvan junto y con la propia inercia del poema, a un escenario(de nominales, tropos y otras retóricas creadas por tí) cuanto menos críptico o surrealista en el mejor de los casos, pero, eso sí, culmina en poemas con una armonía musical de gran belleza.

Tomás Rivero dijo...

".... inusitados epítetos y calificativos, coadyuvan..."
Amigo Jose, hacía mucho tiempo que no leía la palabra coadyuvar. Estoy seguro que está a punto de desaparecer de nuestra lengua.
Muchas gracias por usarla en estos "Folios Grapados".

Creo, por diferentes opiniones recibidas sobre mi poesía por otros lectores, que "toco" mejor el poema que la armónica. Aunque tú bien sabes que todo es armonía, o debiera, en el poema.

Salud, Jose.

Shandy dijo...

Nobles y bellas posesiones, poeta.
Un árbol, el humo de unos poemas, un cofre de madera...
Hermosos versos, sí. Además de lo apuntado por Jose Martos, añado que me gustan las antítesis de luz y oscuridad, y las paradojas de pájaro nacido en cautividad.
A estas horas del día, se encienden las luces de la noche.Pero hoy las nubes no dejan ver los luminosos cascabeles del gran gato de la oscuridad...

Besos en tu piedra genética


Tomás Rivero dijo...

Gracias una vez más por tus palabras, Shandy.
Este viejo poeta, como llamó alguien, cada vez tiene menos cosas "útiles". Recuerdos que se perderan como lágrimas en la lluvia. Eso sí, espero alimentarme hasta el final de mi "piedra genética" para seguir quemando versos: ese incienso de sahuméricos templos. Ahora que los pájaros no emigran y construyen sus nidos en las chimeneas de las centrales nucleares. Ahora que los poetas amamos con sabor de polvoras en los labios. Ahora que todo es distinto porque el hombre olvida su hueso principal.
Besos, Shandy.