viernes, 7 de diciembre de 2018

Él

Él tiene a veces un poderío en la voz y en la palabra que le lleva siempre a tener esa razón universal que trasciende cualquier observación, y su poderío es tal que va más allá de lo que está lejos y más cerca de lo cotidiano. Yo, cuando lo llamo para estar un rato con él, para hablarle de nosotros o de un pájaro, siempre me sonríe y me señala las cosas inútiles que pasan por el suelo: una hoja muerta, un papel llevado por el viento. Yo le entiendo. Pero él no deja de sonreír de manera insistente. Y no dejo de mirarle confundido.



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