lunes, 9 de enero de 2012

Armonía (3)

Tomé de tus trotes reuniendo cosas
algunas prendas arrebujándose
en bolsas amplías
ibas diciéndome
contaba algún reproche
sentía la peculiar pena
que los hombres sienten
me sacrifiqué en diques de agua
fui haciéndome paladar y boca de madera
miré a los otros que andaban ciegos
recorriendo la tierra
y tomé tus manos
ensamblando ejes como dedos
aceleré las tintas
fuime a pique
de tanto romper versos
resido como un poso
en simas sordas
pero aún conservo la tímida
biografía de una hierba.

¿Y qué hiciste por mí en todo este tiempo?

10 comentarios:

Paloma Corrales dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paloma Corrales dijo...

resido como un poso
en simas sordas
pero aún conservo la tímida
biografía de una hierba.

Esos versos solos son un gran poema que ya le hubieran gustado a Whitman ;-)

Besos, poeta.

(si es que me como las letras)

Amando Carabias dijo...

Bravo, poeta. Hermosa y valiente reivindicación de la tarea del poeta:

"aceleré las tintas / fuime a pique / de tanto romper versos...,

En estos tiempos quizá sea la tarea más necesaria y menos práctica, o sea la más importante.

Amando Carabias dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nená dijo...

Me gusta mucho este poema, es muy terrenal, muy de existencia. Hay un ser humano, poblando cada letra.

Nená

Tomás Rivero dijo...

Paloma, comer letras está bien, hay que rellenar la pluma de vez en cuando, para seguir dando nombres a las calles del poema.

Palabras mayores Whitman. Pobre de mí. Él es un maestro y yo reciclo poemas intentando encontrar un verso que me lleve gratis al bies de una mirada.

Besos.

Tomás Rivero dijo...

Amando, y después de esa reivindicación, que puede servir para todos, esta vez fue ante ella, que llenó un par de bolsas con sus bragas y blusas, y abandonó el desastre de los versos. Los míos.

Abrazos.

Tomás Rivero dijo...

Nená, que con esos versos no te quiere nadie. Lo juro. Ni siquiera te dan un premio. Un nobel.

Ella dio un portazo.

Un beso.

eloy dijo...

Ellas, a su manera, aman la poesía, pero los versos no les sirven. Tu poema, hermosamente terrenal, se declara perplejo ante el misterio que se mueve ante él. A veces los diques son una tormenta inacabables.
Un placer leerte, Tomás.

Tomás Rivero dijo...

Eloy, no todas, eh! casi todas.
Ahora bien, desde el punto de vista del mundo de la poesía, que se lee en los últimos 25 años, las mujeres nos dan sopas con honda.

Un placer también para mí, conversar contigo, Eloy.

Un saludo.