martes, 17 de julio de 2012

Citas desinteresadas

El obrero ejemplar

La pócima Z no es una novedad tecnológica en la era de la globalización laboral, sino un antiguo secreto de las tradiciones de Haití.
Así se explica:
En la noche, las abejas alimentadas con la pócima Z clavan sus dardos en el cuerpo de alguien que duerme.
Al amanecer, el inoculado no consigue levantarse.
Al mediodía, se consume como una vela.
Al atardecer, sus queridos lo llevan, en  andas, al cementerio.
A la medianoche, el difunto abre su tumba y vuelve al mundo.
El regresado, convertido en zombi, ha perdido la pasión y la memoria. Trabaja sin horario ni salario, moliendo caña o alzando paredes o cargando leña, los ojos idos, callada la boca: no se queja jamás, ni exige nada, ni pide siquiera.
-Eduardo Galeano-

2 comentarios:

Shandy dijo...

La Z es la última letra del alfabeto...

Inquietante que sea un "antiguo secreto". Siendo tan antigua y secreta esta práctica, ha podido perfeccionarse de forma sutilmente sibilina. Tanto que, siendo un secreto a voces, parece que no nos enteramos de cómo nos inoculan el veneno. O lo que es peor, no hemos sabido cómo desarrollar el antídoto.

¿Tendré que pensar que los pájaros cantan para no morir en este largo y frío invierno?

Besos

Tomás Rivero dijo...

Es inquietante, efectivamente. Que el veneno inunde nuestras venas y no nos enteramos de nada. "O lo que es peor, no hemos sabido cómo desarrollar el antídoto." Aquí está la clave. No somos capaces de desarrollar el antídoto, ¿por qué?

Mientras, cómo pájaros heridos de jaula, cantamos para no morir de permanentes celdas.

Un beso, Shandy.

Después del dato.

Veo que la pregunta al maestro, por un aventajado alumno, te ha dado de sí para "tirar del hilo", entrada tras entrada. Muy "aprovechadito" el ovillo de tus tres comentarios.