martes, 16 de noviembre de 2010

Caminos invisibles

Aquí brotan alas,
de pronto se abren pétalos,
allí nevadas soluciones.
En medio de la noche
la voz de un hombre que llama,
la lechuza se defiende con su llanto:
un gemido viscoso deslizándose.
Reposar en tu vientre
tiene el sabor de flores amarillas
cortadas bajo la fría escarcha del invierno.

Llevo años soñando con un paisaje distinto.
En mis manos los nidos cobran vida
se vuelven hormigas y semillas.
Sigo los pasos de naves distintas,
algunas varadas en arenas rojas.
Aunque viva perdido
en el laberinto escondo
alimentos variados, sustento,
los víveres precisos para seguir



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