martes, 18 de enero de 2011

Desde ahora



Acomódese, deje que el tiempo nos mate a los dos
discuta si la distancia que nos separa
es convertible en bonos del estado
o podemos rozarnos el aliento
sin notarios morbosos de por medio.
Busque en el hoy lo diferente
ame
lea
dígame lo que desee
es usted dueña de un paraíso
intente copiar los andares de su actriz favorita
cómprese en los grandes almacenes
a la vista de todos unos lindos zapatos
un corsé unos tangas
un pañuelo para el cuello
unos anillos un suéter una falda corta
y salga a la calle con bamboleo de acento
deje que se le entreabran los labios
porque comunicará con el primer humano
que se cruce en su perfecto metro cuadrado
ese
que sólo acerca a aquellos seres especiales
con olor color aura propios
y déjese llevar por el viento que arrastra
el tren el coche al pasar
mire por la ventanilla de sus recuerdos
y termine por fin de acostarse
con el mancebo aquél que tanto le gustó
y seguro que después de eso habrá comenzado
a comprender la razón de ser de los poetas
y si así no fuera
no huya
comience por el primer verso de nuevo.
Mas no haga eterna la rutina
pues la piel nunca da treguas
y las prórrogas de la carne vienen sin remite.

2 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

pues la piel nunca da treguas

Cierto, muy cierto: seguiré sus recomendaciones que no son pocas las expuestas en el poema.

Sir Thomas.

Afectuosamente.

Tomás Rivero dijo...

Lástima me doy, no ser yo el mancebo, con lo cual, querida entrañable, tú no comprenderás la razón de ser de los poetas..

Lo de "Sir Thomas" esta vez no lo pillé.

Un beso de buenas noches lady Sofía.