domingo, 3 de abril de 2011

El otro amigo

Y este poema me lo pongo para mí
y para nadie más. Ahora que ese
que me dicta está dormido
y sueña que yo soy él.


El otro amigo

Él a parafraseado prosas que jamás contaron
con la venia del otro. Se apropió del nombre
que usó aquél y prestó el suyo
para fingir que era amado.
Deseó la belleza como abismo insondable
permanecer atento al horror de allí abajo
al misterio que agota todos los sentidos
le tenía presto y próximo al fracaso
naufragando creía en la felicidad eterna.

Él habla con amigos los días de diario
los festivos los deja al albur
de cicatrices renovadas y jóvenes.
¿Cómo es la mirada del que ve pasar
dispersas gaviotas (su graznido de estaño)
mujeres con blusas de primavera
trenes cargados de hombres y lluvia
bolsas de frutas y flores
llevadas por manos hacendosas y púdicas?
Celindas azules
pues las blancas se fueron
ardieron en la noche
su color ilumina los rojos tejados
de la encendida ciudad.
Y duda cuando dice su edad
piensa si no será él
el que se está expulsando
de esa infancia infinita.

El vaho del otro
el mismo vacío
el flujo de las olas
su fuego de agua
va grabando contra las rocas
los rostros
de todos los ahogados
en la ciudad de acero y hormigón
en la ciudad de perros y miedos
que ladran su aullido de cristal
cortando el rostro pétreo de cobardes obreros
que drogándose al son
de músicas espurias
queman sus camisas
como antes aquellos otros
quemaron sus naves.

8 comentarios:

@jorjowski dijo...

de pequeño anhelaba un amigo imaginario, ahora no tengo donde meterlos, lo peor de todo es que no se los puedo presentar a nadie.

Tomás Rivero dijo...

A mi sí. Seguro. Estoy escaso. Aunque siempre digo que ya no te dejan ni tener amigos: su significado se va perdiendo. Su razón de ser.

Sofía Serra dijo...

No estamos solos. No somos solos, mejor dicho.
me gusta deste poema cómo se precipita en el final por la vía más hermosa, diciendo verdades como puños tan poéticamente bien llenas, tú que quieres vaciar la palabra de todo contenido.
Yo nunca he sabido fabricarme un amigo imaginario, por eso a lo mejor hablo tanto, para encontrar el amigo "afuera".
Espero que en mí sí veas un amigo, Tomás..bueno, una amiga...:)
Un beso, Buenos días

Tomás Rivero dijo...

Ya sabes lo que opino de los posibles amigos: que hoy no le dejan a uno ni tener amigos.

Un beso, Sofía

Babelle dijo...

El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad

Tomás Rivero dijo...

Hola "Babelle", tú juegas con ventaja. Sabes desde hace tiempo (cantidad) de mis poemas. Los reconoces.

Te mando un beso.

Trini Reina dijo...

Si te clavas en que no te dejan tener amigos, los irás perdiendo, o mejor dicho, no hayándolos.
Qué más da que no nos dejen tener amigos, el caso es saberlos, sentirlos...
Quizá no sé expresar lo que quiero.
Nunca he tenido amigos imaginarios. Tampoco los he echado en falta.
En esto de los amigos, como en todo, mejor calidad que cantidad.

Aún naufragando, permanecemos esperanzados en la eternidad.

Me gustó mucho el poema

Saludos

Tomás Rivero dijo...

Verás Trini, no es que uno no quiera tener amigos. No. Si yo sí quiero. Yo quiero ser amado en todos los frentes: amigos, mujer, hijos, vecinos, compañeros, amantes... Creo que como todos. Ese es el misterio.

Cada uno de nosotros, tenemos un significado. Somos una referencia. Somos un: "a tener en cuenta". Para ser eso se tienen que dar unas condiciones materiales, objetivas. Se tiene que dar una necesidad del otro. Y eso no se da. Ya hemos dejado de ser. Ya no significamos. Esta es una sociedad desnaturalizada. Así de fácil. Vivos, pero muertos. No se nos tiene en cuenta. Para nada.
No hay amigos. Ni los tengo, ni quieren tenerme.
La "función" del amigo, ese papel desapareció de la obra que se está representando. Y esto se parece cada vez más a la barbarie.

Besos. Soy un poco mejor persona, si te gustó el poema. Gracias por tus palabras.