jueves, 23 de junio de 2011

PANDEMIA


  El tracto, quizás el espesor de las palabras
  o las lecturas,
  quizás la noche que nublándose pasa desapercibida
  y nadie observa que llueven gotas negras,
  los años tal vez que se añaden a la vida
  como una serpiente difícil y larga,
  todo ello hizo posible a pesar de tantos,
  que fueran diferentes los movimientos
  a partir de ese día,
  el balanceo de la carne,
  el susurro interior.

  Consultó hojas de calendario
  disfrutó de la soleada mañana
  y de un caliente café.
  Junto a su diccionario buscó la palabra único
  que le llevó a solo (él pensó que recoleto)
  y conjugó hombre de escuela
  con docencia
  o reunión con íntimos rincones.
  Se vistió para salir a la calle con el traje de calles
  y al enfundárselo dejó su anterior categoría
  en pandemias. Se fue.
  Tal vez se hizo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya empiezo a entender.Voy aprendiendo.

Tomás Rivero dijo...

Y un día serás feliz. O casi.

José Baena dijo...

Me encanta la neblina en que se mueven tus poemas, el mundo irreal y a la misma vez tan cercano que golpea. Tienes una forma de decir seductora, insinuante, un estilo muy tuyo que me encanta. Grande.

Tomás Rivero dijo...

Y a mí me encantan tus criticas. Evidentemente creo no merecerlas. Pero aprendo de ellas a mirarme de otra forma. Y a hacer, lo que hay que hacer: corregir los poemas. Y mirarlos también como tú los miras.
Nunca me habían dicho lo de la neblina moviéndose en el poema. Una observación distinta.
Eres generoso. Gracias, José.