domingo, 13 de mayo de 2012

Gladiolos grises

Cuando venga la noche de animales fatigados en lo oscuro,
en derredor nuestro nacerá una espiga mortal de latitudes,
una orilla genial de vinos y vapores,
el amargo regusto azul de los sarmientos.
Cuando venga la noche, que venga pronto,
podremos descorrer las cortinas, levantar las persianas,
que nos invada su luz y que el sol contamine
las arteras sombras que viajan a lo oculto,
hacia el ojo negro que no ve jamás el brillante fulgor.
La llama que arde en nuestros corazones
va dejando un rastro de fuego
que olfatean seres mestizos
con el paladar de un ave y los ojos de un ciervo.
Esta noche acariciamos el lodo
y nuestros besos tienen el sabor difícil
de gladiolos grises quemándose.

2 comentarios:

VICTOR VERGARA dijo...

Me gusta.
Para mi -ojo- la verdadera poesía se encuentra en estas formas abiertas, en el dominio de la intuición.
Para mi gusto, muy bueno.

Tomás Rivero dijo...

Ya sabes Victor que hacer poesía es como hacer el amor: nunca se sabrá si la propia alegría es compartida. Lo dijo César Pavese. Y en esas estamos.

Un saludo.