jueves, 20 de septiembre de 2012

Santiago Carrillo (2)




Bala de goma (pelota la llaman para quitarle gravedad al tiro) recogida por este que sufre la vida como si fuera un vidón. Con uve de vida. Que no un suvidón. Y esta ya no sé si va con uve, con uve de victoria o con uve de vendetta.

Esta bala de goma, que mató a alguno-a en la transición, y que nunca supo contar la Prego, ni el PCE, seamos claro; fue recogida, repito, por este que lo es, delante o al lado de la prisión de Carabanchel, hoy ruina poética, campo de amapolas, memoria histórica, si es que la memoria sabe de qué historia está hablando.


Fuimos hasta esa cárcel, en una pantomima a la que acudimos algunos para que soltaran a Don Santiago Carrillo, detenido con peluca para poder soltarlo con peluquín. Todo era peluquín en la transición. Así transitamos hoy.
Desde entonces tiene Don el Sr. Santiago. Maldita sea la vida si la vida es la vida. O el vidón.

Ahora la pelota, adorna una estantería de yeso, sobre pedestal de pvc capturado en la playa, y proveniente de una red de pescador que arrojó sus sueños a la mar. Como ven en la foto, toda una escultura de extraños significados.


Qué bonito es el tiempo que no existe, porque perdona siempre al tiempo que sí lo es. Al que está. Ese tiempo pendiente de que tengas un descuido para marcar las horas, los días, los meses. Tiempo. Pregúntenle ustedes la hora a los gorriones. O a mí.  Háblennos de aquel tiempo.Y esto es una licencia poética. Que como todas las licencias, esta en concreto, tiene permiso para rumiar derrotas.

2 comentarios:

María Socorro Luis dijo...


Si la vida es la vida... que no sé...

Besos

Tomás Rivero dijo...

Soco, la vida es un bidón de gasolina. Dicen.

Besos.