viernes, 21 de noviembre de 2014

Navaja

Abro la navaja y avanzo.
La noche es un plato de agua limpia
y en medio de un líquido negro
dibujo con la punta del acero
una sombra que se inclina
sobre la tierra
y clava
cava con ahínco
hasta que fluye la sangre
de un barro nocturno
que amaso entre los dedos.
Escribo con ellos
sobre el agua del plato:
“No quiero estar solo”.
Y marco
una cruz sobre mi pecho de piedra
que ayer sostuvo tu cuerpo
y tu saliva.
Avanzo con una navaja entre las manos
tengo miedo de mí
todo en el aire es violento
no hay nada que me haga un héroe
nada por lo que morir
y vivo de este miedo
sosegado
como una palma roja al borde
exacto de mis arenas.
Avanzo con un plato de agua negra
y un fuego encendido entre los dedos.

2 comentarios:

Shandy dijo...

Pues leyendo este poema a mi memoria acuden estos versos:

¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres...

Matando, muerte en vida has trocado.

Tomás Rivero dijo...

"..cuán delicadamente me enamoras!", finaliza el poeta..

Ah! Shandy, lo olvidaba, me reconforta que mi poema te traiga a la memoria los versos de tan lírico poeta.